Guía de la pasta

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Caliente, fría, al horno, con o sin salsa, la pasta es de esos alimentos que nos gusta a todos en alguna de sus versiones, y que además nos facilita muchísimo, pero muchísimo la vida.

Esto es todo lo que debes saber acerca de este alimento para convertirte en un pastaio ¡nivel pro!

Materia prima

Trigo: la mayoría de pastas están hechas con harina o sémola de trigo duro, una harina fina que contiene mucho gluten, lo que hace que la masa sea elástica y se puedan fabricar en muchas formas.

Arroz: de un color blanco muy transparente, no contiene gluten, tiene un sabor más suave y se cocina más rápido. La encontrarás en fideos o spaghetti finos o gruesos, tallarines y pastas para sopa. Son fantásticas para freír.

Maíz: tiene un color amarillo más pálido que la de trigo y en ocasiones puede ser parcialmente translúcida. No contiene gluten, queda más entera y es difícil que se rompa. No se nota el sabor del maíz, pero logra una textura perfecta al dente. Te recomendamos en esta versión los spaghetti finos y la pasta para ramen. También puedes encontrar láminas para lasaña y canelones, macarrones, pasta para sopa, tallarines, etc.

Camote: son casi transparentes, pero con un tono verde o marrón, brillantes. Vienen recogidos en nidos de pasta. Requieren pocos minutos de cocción y quedan muy blandos.

Soya: son mucho más blandos y con una textura gelatinosa, llamados también fideos de celofán. Tras pocos minutos de cocción se vuelven muy tiernos, absorben muy bien todos los sabores y colores que les pongas.

Tofu: una pasta que necesitan muy poca cocción, casi solo calentarla, es alta en proteínas y baja en carbohidratos. Se usa mucho en la cocina japonesa.

Hay muchas más pastas hechas con otras harinas: de kamut, de avena, de centeno, de trigo sarraceno, de mijo… Vale la pena probarlas, pueden dar mucho juego en la cocina.

Formas

Para escoger correctamente el tipo de pasta que vas a cocinar, debes tomar en cuenta qué plato vas a preparar con ella y las características según su forma y tamaño:

Pastas pequeñas: estas pastas son la mejor elección para sopas, caldos y consomés claros, se cocinan bien sin peligro de romperse. Usa las más gruesas para sopas más densas y cremosas, también se pueden usar para algunas ensaladas.

Pastas tubulares: ideal para primeros platos y platos principales, para servir con salsas densas que se pierdan entre la pasta o para platos al horno. Si son grandes o muy grandes, como los canelones, puedes rellenarlas o gratinarlas al horno. Se suelen acompañar con salsas densas de tomate o crema.

Pastas largas: estas se acompañan muy bien con salsas de tomate ligeras, aceites, cremas suaves, etc. Las pastas más anchas y gruesas van genial con salsas más espesas.

Dentro de este grupo vale la pena mencionar la pasta para lasaña, ya que hay de varios largos y gruesos, con bordes lisos o rizados. Están hechas para actuar de barrera entre ingredientes, formando capas de pasta. Las de tamaños medios y grandes se pueden rellenar y doblar para hacer canelones. Junto con estas pastas largas también van las pastas orientales como el ramen y el soba.

Formas de fantasía: el fusilli, las farfalle y las conchiglioni son algunos ejemplos, son pastas con formas muy vistosas, normalmente de pasta seca y sin huevo que sin duda entran por los ojos y te ayudan a crear platos con una presentación muy cuidada.

Estas pastas con formas van muy bien con salsas espesas a base de tomate, salsas con verduras y hortalizas picadas, con soya texturizada y con salsas de queso vegano.

¿Cómo guardar la pasta?

La pasta necesita ser guardada en el lugar adecuado para que se conserve por mucho tiempo.

Pastas secas: bien guardada, la pasta seca te puede durar muchos meses. Si no has abierto el paquete guárdalas en la despensa, en un lugar fresco, seco y lejos de la luz. Si ya la has abierto puedes guardarla en el mismo sitio con el paquete cerrado a la perfección o en un recipiente hermético. Nunca partas la pasta larga para guardarla.

Pastas frescas: si no las has abierto puedes guardarlas refrigeradas hasta por 3 días. La mayoría se pueden congelar, lo que te permitirá conservarlas de 2 a 3 meses. Si haces pasta fresca casera, puedes dejarla secar y después guardarla en el congelador, pero si es rellena no te lo recomendamos, ya que es mejor cocinarla recién hecha para que no se ablande.

Pasta cocida: la pasta es un alimento muy práctico, puedes hacer más cantidad de pasta y tenerla preparada para otro momento. Para este propósito es mejor que escojas pastas cortas, tubulares y con formas, ya que son más fáciles de conservarse que las grandes, largas o planas.

Una vez cocida la pasta escúrrela muy bien y deja que se enfríe. Agítala para evitar que se pegue, rocíala con un poco de aceite de oliva y mézclala bien. Guárdala en bolsas ziploc o en herméticos y consérvala en la refrigeradora hasta por 4 días. También puedes congelarla y te durará hasta 3 meses.

Toma en cuenta

Es importante que la pasta esté bien escurrida y fría antes de guardarla, si la metes caliente en la bolsa o tupper, el vapor que sigue soltando la sobre cocinará.

Si refrigeras pasta mezclada con alguna salsa, cómela al día siguiente, la pasta absorberá el líquido de la salsa y puede quedar demasiado blanda. La lasaña y los canelones ya hechos se pueden guardar en la refrigeradora, en un recipiente hermético hasta 3 días y en el congelador hasta 3 meses.

Para recalentar

Refrigerada o congelada sin salsa: puedes recalentarla en una olla o al microondas, no uses el horno ya que se resecará. Recalienta solo la porción que vas a consumir, así se calentará antes, de forma más uniforme y no echarás a perder el resto.

Si vas a usar una olla, pon a hervir suficiente agua para que cubra toda la pasta y cuando entre en ebullición échala. No es necesario descongelarla ni dejar que se temple, ponla directamente. Déjala allí por 30 segundos si es refrigerada, o 60 si es congelada, escúrrela y sírvela.

Para recalentarla en el microondas ponla directamente en un plato y tápala. Caliéntala entre 1 o 2 minutos a potencia media, remuévela y ponla 30 segundos más. Sírvela directamente.

Otra forma de recalentarla es al vapor. Es muy sencillo, coloca la pasta en la vaporera y sácala cuando esté caliente (2-3 minutos).

Cuando la salsa está refrigerada o congelada con salsa, lo mejor es hacerlo a baño maría o a fuego lento, tapada. Tardará cerca de 2 minutos.

La lasaña y los canelones, puedes recalentarlos en el microondas, preferiblemente tapados, para que la salsa no pierda humedad. Usa la potencia media, durante 2 minutos si es un plato refrigerado y 3-4 si es congelado. También los puedes meter directamente al horno precalentado (170 – 190°C) por 8-10 minutos. Al sacarlos, gratina. Toma en cuenta que la salsa pudo haber perdido bastante agua y podría quemarse.

Tips para cocinarla

  • Si quieres preparar en casa desde cero la pasta, lee esta guía.
  • Ten preparados los ingredientes y los accesorios antes de empezar.
  • Usa suficiente agua para cocinarla, esto evita que se pegue. Como mínimo, el triple de agua que de pasta. No pasa nada si cueces la pasta en muchísima agua pero sí pasa si lo haces con poca.
  • No eches la pasta antes de que hierva el agua, será mucho más difícil controlar cuándo está hecha.
  • Si no quieres que se sobre cocine, no la dejes más tiempo del necesario en agua porque la seguirá absorbiendo.
  • Puedes añadir sal al agua de cocción, ayuda a que algunas pastas conserven su textura.
  • Puedes añadir aceite al agua de cocción cuando cuezas pastas grandes o planas para evitar que se peguen.
  • No escurras demasiado la pasta que vayas a servir inmediatamente, puede enfriarse rápidamente, pegarse y quedar seca. Simplemente drena el agua y sirve la pasta de inmediato.
  • Si hace frío, calienta los platos en los que vas a poner la pasta, de esta forma estará caliente durante más tiempo.
  • Si mezclas varias pastas en la misma olla, estas deben ser todas del mismo tamaño y formas parecidas y deben tener el mismo tiempo de cocción.

Recetas para practicar

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Pasta con champignones

Raciones 6

Ingredientes

  • 1 onza de mantequilla
  • ½ taza de cebolla picada
  • 2 dientes de ajo picados
  • 2 tazas de champignones cortados en rodajas
  • 1 cucharada de salvia picada
  • 1 taza de vino blanco
  • queso parmesano fresco rallado
  • ½ libra de fettucine cocido al dente
  • sal y pimienta al gusto

Elaboración paso a paso

  • En una olla derrite la mantequilla y fríe la cebolla, ajo champignones y la cucharada de salvia. Sazona con sal y pimienta y cocina por 5 minutos, moviendo ocasionalmente. Añade el vino blanco. Sazona una vez más. Añade la pasta cocida al dente y suficiente queso parmesano rallado encima.
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Ravioles con salsa fresca de tomate y mozzarella

Raciones 6

Ingredientes

  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 6 dientes de ajo partidos en rodajitas
  • ¼ cucharadita de hojuelas de chile rojo
  • 3 tazas de tomate pelado picado y sin semillas
  • 2 cucharadas de pasta de tomate
  • ¼ cucharadita de azúcar
  • sal al gusto
  • ¼ cucharadita de ralladura de naranja
  • 8 onzas de queso mozzarella partido en cuadritos
  • 5 cucharadas de albahaca fresca cortada en tiras finas
  • 1 ½ libras de ravioles de la mejor calidad
  • ¾ taza de queso parmesano rallado

Elaboración paso a paso

  • Calienta el aceite de oliva. Sofríe el ajo y las hojuelas de chile durante unos minutos, agrega los tomates y hierve durante 15 minutos a temperatura baja. Sazona con el azúcar, la sal y la ralladura de naranja.
  • Cocina los ravioles, escúrrelos y añade la salsa, luego agrega el queso mozzarella y la albahaca fresca; combina todo muy bien. Sirve con queso parmesano encima.
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Pasta con pollo y alcachofas

¿Sabías que si usas alcachofas marinadas, estas tienen un sabor más fuerte? Así que cuida la cantidad de sal que vayas a usar.
Raciones 6 porciones
Tiempo de preparación 40 minutos
Tiempo de cocción 45 minutos

Ingredientes

  • 4 cucharadas de mantequilla
  • 1 libra de pechugas de pollo sin hueso ni piel, cortadas en cuadros, y sazonadas ligeramente con sal y pimienta.
  • 1 lata de 14 onzas de corazones de alcachofas marinados escurridos sobre toallas de papel absorbente y partidos en 6 pedazos cada uno
  • 6 dientes de ajo picados
  • 2 cucharaditas de harina
  • 1 ¼ tazas de consomé de pollo
  • 1 taza de queso parmesano
  • 1 cucharada de jugo de limón
  • ¼ taza de perejil picado
  • ½ libra de pasta corta
  • sal y pimienta al gusto

Elaboración paso a paso

  • En una sartén derrite 1 cucharada de mantequilla, saltea el pollo hasta que esté cocinado y ligeramente dorado. Reserva.
  • En la misma sartén, a temperatura baja, derrite la otra cucharada de mantequilla, agrega las alcachofas y el ajo y cocina unos minutos, agrega la harina y cocina por unos 30 segundos, luego agrega el consomé y cocina unos minutos hasta obtener una salsa espesa. Añade las 2 cucharadas de mantequilla restantes, el queso parmesano, jugo de limón, perejil y pollo. Cocina por 2 minutos más.
  • Mientras preparas la salsa, hierve una olla con suficiente agua y sal, cocina la pasta hasta que esté al dente. Escúrrela y vertela a la salsa caliente. Sirve con queso parmesano rallado, encima.

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