Ingrediente: ajo

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El ajo es una joya culinaria que le da un sabor inconfundible a cualquier platillo que cocinemos. El secreto está en saber utilizarlo y conocer un poco sobre él para aprovecharlo al máximo.

Tipos de ajo

  • Blanco: es el más tradicional y común. La cabeza de este ajo tiene más dientes que el de otros tipos, son más carnosos y se conservan en buen estado por más tiempo.
  • Morado: estos maduran antes que los blancos y suelen ser más grandes. Son un poco más picantes, y se conservan por menos tiempo.
  • Ajos tiernos: con sabor y olor menos pronunciado, estos son ajos poco madurados que se cosecharon antes de que el bulbo crezca. Perfectos para tortitas y mezclas que lleven huevo.

Consejos

Al comprarlo y almacenarlo

El secreto es elegir ajos que se sientan firmes y que tengan color uniforme. El ajo se guarda en recipientes abiertos, a temperatura ambiente, y lo más importante, separados de otros alimentos. Se mantienen frescos y en buen estado hasta 6 meses.

Al pelarlo

Para separar los dientes, coloca la cabeza de ajo entera sobre una tabla y golpéala con una cuchara grande o con la mano. Luego coloca los dientes en un recipiente tapado y sacúdelo con fuerza, esto hará que la cascara se desprenda fácilmente y los ajos estén listos para usarse.

Al cortarlo

Para condimentar verduras o arroz, córtalo a lo largo. Córtalo en trozos pequeños si lo vas a usar para rellenos, dips, guacamol o purés.

Cuando lo cocinas

Evita hacerlo apresuradamente, o a fuego fuerte, ya que se quemará y sabrá amargo. El ajo está listo cuando luce dorado.

Para que no se repita

Evítalo extrayendo el brote central que hay en el interior de los ajos. También puedes poner el ajo en remojo durante dos horas antes de utilizarlo, esto hace que la sustancia que hace que se repita se diluya.

Al asar carnes

Un truco genial para dar sabor es cortar los ajos en forma puntiaguda para “clavarlos” en la carne y cocinarla con ellos.

Por último, un consejo vital, para quitar el olor de ajo de tus manos, lávate con agua fría y sin frotar una con la otra. Otra solución es enjabonarte las manos y frotar entre ellas un objeto de acero inoxidable.

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