El pan y el vino son la pareja perfecta, pero saber combinarlos apropiadamente los potencia hasta convertirlos en un manjar de dioses. Su maridaje no es difícil, es solo cuestión de experimentar y de gustos, lo complicado es saber por dónde empezar. Estos son algunos consejos para que domines la técnica.
Pan brioche – Champaña
La textura del pan brioche es suave, pero con una corteza crujiente, esto lo hace perfecto para complementarlo con las burbujas de la champaña. Tomando en cuenta su sabor, la dulzura y amargura de este pan se balancea con lo ácido del vino. Si eres de sabores fuertes te recomendamos acompañar el pan con algunas lascas de salmón y arúgula.
Baguette – Pinot grigio
Este pan de sabor delicado y terroso se complementa perfectamente con el vino blanco, no solamente en sabor sino en textura. Potencia el sabor con quesos suaves como el manchego.
Focaccia – Vino rosado
La focaccia es uno de los panes más suaves, de mayor sabor y de mayor contenido graso, es por eso que combinarlo con un vino rosado bien frío y con acidez muy definida, corta la grasa y resulta en un bocado muy parejo.
Pan de centeno – Pinot Noir
El Pinot Noir es el compañero perfecto de este pan de sabor amargo y fuerte. Este vino, por su dominante aroma frutal, combina muy bien porque al igual que el pan de centeno, es un clásico francés.
Pan con frutos o nueces – Riesling
Para los amantes de lo dulce, esta es la combinación perfecta. Un riesling también lleva notas azucaradas lo que hace esta combinación un postre espectacular.
Tip: si te empalagas fácilmente, añade a la mezcla un queso roquefort o camembert, disminuirán la dulzura para crear un trío perfectamente balanceado.
Otros maridajes
- Pan de cebolla: con quesos curados.
- Pan de pasas y nueces: con quesos de cabra.
- Pan de cereales: con patés.
- Pan chapata, pan negro, o multicereales: con ahumados.
- Panes aromatizados con especias: con los pescados.
- Pan de pimentón: con pulpo.
- Panes suaves, blancos, que no aporten mucho sabor: con vegetales.
