Cómo sobrevivir a la familia política

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Consejos

¿Cuántas veces no hemos sido testigos de escenas en las que los abuelos cuestionan la autoridad de sus hijos sobre sus nietos? O, ¿cuántas veces no hemos sabido de amigas a quienes sus suegras les dicen cómo manejar la casa, educar a los niños o atender a su esposo? Casi todos tenemos anécdotas sobre este tipo de situaciones (si no es que las vivimos en carne propia).

Porque al parecer es algo más común de lo que uno cree. Según la psicóloga clínica, Karina Schloesser de Tonda, cuando se forma una nueva familia debería quedar sobre entendido que se trata de dos adultos que han elegido estar juntos y tienen el derecho de vivir su vida tal y como ellos lo consideren apropiado.

Sin embargo, esta premisa no siempre está clara. De acuerdo con Schloesser, cuando el hijo o la hija se casa, emerge el rol del esposo o esposa, con sus aciertos y desaciertos, eso es parte de crecer y madurar. El asunto está cuando las familias de origen no les permiten ese crecimiento. A veces es una y otras veces son las dos familias las que se superponen sobre la nueva pareja, impidiéndoles vivir sus vidas, descubrir sus roles y comportarse como adultos.

Aunque pueden haber muchas razones para que algo así ocurra, Schloesser plantea dos posibilidades como las más comunes: la primera, de manera consciente la pareja permite esta intromisión porque depende económicamente de sus padres y/o suegros. La segunda, porque aunque no hay una dependencia monetaria, sí la hay emocional.

En la primera de estas posibilidades, si les dan plata para vivir, puede ser que los padres asuman que con ello adquieren poder sobre qué se hace con ese dinero. Inconscientemente la nueva pareja abre la puerta para que traspasen los límites al permanecer dependientes económicamente, dice Schloesser. Al final, es una situación cómoda que puede funcionar, pero que conlleva un precio, y ese precio es saber que siempre le dirán cómo vivir su vida.

La situación puede volverse más difícil cuando se vive con la familia política, porque surgen conflictos sobre quién manda en casa y cómo deben educarse a los niños. Los abuelos reprenden a sus hijos ante los pequeños y los nietos no saben a quién obedecer, dice esta especialista en terapia de adultos y adolescentes.

En el caso de la segunda posibilidad, ésta es resultado de una educación sobre protectora, permisiva e indulgente. Las personas crecen con tal comodidad que no van a querer ni poder separarse de su círculo familiar. Eso pesará más que el impulso natural hacia la independencia que inicialmente todos tenemos, dice esta profesional.

Otro tipo de intromisión ocurre cuando alguien más de nuestro círculo familiar intenta decirnos cómo vivir nuestra vida. Casos hay, dice esta terapeuta, que las incursiones de personas ajenas originan serios conflictos y sufrimiento a quien lo padece. Ahora bien, sufrir puede ser el inicio de un cambio, del darse cuenta que se puede vivir mejor, dice Schloesser.

¿Existe un manual para sobrellevar la situación?

Quizás no, pero sí algunas reglas que ayudarían primero a visualizar de forma más clara la situación, y luego, encontrar caminos para solucionarla sin que ello provoque un conflicto de grandes proporciones.

1. Puedes partir de varios cuestionamientos sencillos: ¿cuánto se entrometen mis papás y/o mis suegros en mi familia?, ¿Qué hago yo para propiciar esa intromisión?, ¿Cuánto me afecta?

2. ¿Quiero que las cosas cambien? De ti depende seguir por siempre en las mismas condiciones. Si quieres vivir de una manera diferente, tendrás que asumir que eres un adulto y la única responsable de tu felicidad.

3. Establece metas. No importa cuán grandes o pequeñas sean, pero oblígate a trabajar para alcanzarlas, por ejemplo, una fecha límite para dejar de vivir con tus suegros, asumir cada vez más tus responsabilidades, de manera que no sean tus suegros o padres, quienes las cumplan por ti, etc.

4. Fija límites. Decide hasta dónde pueden llegar tus papás, tus suegros, hermanos o tíos, porque los consejos siempre son bienvenidos, pero no así las incursiones sistemáticas y autoritarias.

5. Sé muy amable. Sin ánimo de crear más conflicto, explícales las razones para tomar tal o cual decisión y pídeles amablemente que la respeten.

6. Pon tierra de por medio. A veces, lo sabemos todos, sin la ayuda paterna no podríamos salir adelante, pero cuando esta ayuda empieza a generar conflictos a lo interno de nuestra propia familia, es mejor alejarse un poco.

7. Busca ayuda. Las intromisiones en la vida privada de otras personas pueden convertirse en una patología (enfermedad). Si ese es el caso, busca ayuda profesional. Con uno de los dos que aprenda a manejar la situación, será suficiente para empezar a cambiarla.

Karina Schloesser de Tonda es psicóloga clínica por la Universidad Francisco Marroquín, con sede en Guatemala. Ejerce la práctica privada.


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