Autora: Andrea Sánchez
Tener buenos hábitos de alimentación es un plus en nuestra vida, pero lograrlo con nuestros hijos puede ser una tarea difícil. Es fundamental que aprendan el hábito de comer de forma saludable entre los cinco, seis y siete años. A partir de los diez será muy difícil conseguir que cambien sus costumbres a la hora de elegir sus alimentos y decidir lo que les gusta o no les gusta.
Estos consejos te ayudarán a lograrlo:
1. Variedad y equilibrio
Intenta que coman verduras preparadas de formas diferentes, para que vayan descubriendo distintos sabores y texturas asociadas a la comida sana. Es importante que no los aburras con lo mismo, varía todos los días. Puedes cocinar las verduras con bechamel, queso o puré de papas para que les vaya gustando. Lo mismo ocurre con la fruta…
2. ¡Cuidado! lo imitan todo
Los niños nos imitan en todo y la comida no es la excepción. Él pensará: «Como a mi mamá no le gusta la fruta, a mí tampoco. Mi mamá no me va a regañar porque ella tampoco se la come».
Tenemos que tratar de evitar que asocien nuestros gustos con los suyos. En la mesa, lo ven y lo escuchan todo.
3. Crear hábitos de alimentación
Si no le gusta la comida que hay ese día, puedes autorizarle comer menos que los demás. Verá que al resto de la familia sí le gusta y que es normal y habitual comer ciertos alimentos. A lo mejor dentro de un tiempo le termina gustando o se la terminará comiendo porque tiene hambre. Lo cierto es que lo asimilará como un hábito familiar.
4. ¡Esto no me gusta!
Cuando algo no les gusta, debemos respetarlo. Pero no es lo mismo que no le guste una verdura que las verduras en general. En ese caso, la comida se convierte en un capricho y eso no es bueno. Debe acostumbrarse a que en su casa se come “lo que hay” y que no siempre se puede elegir.
5. Dale alternativas bajas en calorías
Si llega del colegio y va directo a la refri a buscar su helado de chocolate favorito, en su lugar puedes ofrecerle chocolate negro en tableta, pepinillos o aceitunas o cualquier otro alimento “premio” que no sea alto en calorías. Claro, de vez en cuando un antojo altamente calórico no les viene mal.
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