En verano, cuídate del sol

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Para algunos, el verano es la mejor época del año. Hay tanto por hacer, especialmente con los niños: es el momento ideal para pasear en bicicleta, hacer picnics en el jardín, jugar pelota, salir de excursión a las montañas, al campo o a la playa. En realidad, con un poco de imaginación, las posibilidades son ilimitadas.

Sin embargo, todas estas actividades son al aire libre y con él viene la exposición solar, y cuando esta es excesiva, puede dañar la piel. La radiación solar incluye los rayos Ultra Violeta (UV) que no podemos ver, pero que son capaces de causar quemaduras en la piel, en especial cuando son más intensos, lo cual ocurre a medio día.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las principales consecuencias de una excesiva exposición a los rayos UV figuran el cáncer de piel, las lesiones oculares y el envejecimiento prematuro de la piel. También reduce la eficacia del sistema inmunitario, lo que aumenta el riesgo de enfermedades infecciosas.

Según la OMS, cada año se producen en el mundo 132,000 casos de melanoma maligno (el cáncer de piel más dañino que existe) y mueren cerca de 66,000 personas por su causa y otros tipos de cáncer de piel. Los índices más elevados se registran en los países donde la población tiene la piel más clara y la cultura del bronceado está más arraigada, como Australia, Estados Unidos y Europa.

Aunque en las personas de piel oscura pareciera haber menor incidencia, también están propensas a sufrir los efectos nocivos de la radiación UV, en especial aquellos relacionados con los ojos y el sistema inmunológico.

Los niños son más vulnerables

La preocupación por protegerlos se debe a que:

– Su piel es más delgada y sensible. Aunque sea una breve exposición a los rayos UV, puede provocar quemaduras.

– Los jóvenes que sufren quemaduras por exposición a los rayos UV corren un mayor riesgo de desarrollar un melanoma en etapas posteriores de la vida.

– Los niños están más expuestos al sol. Algunas estimaciones sugieren que hasta el 80% de la exposición de una persona al sol, ocurre antes de llegar a los 18 años.

– Los niños adoran jugar al aire libre, pero no están conscientes de los peligros que una sobre exposición al sol pueden provocar.

– Pero no todos los rayos ultravioleta son malos, al contrario, son importantes pequeñas dosis de sol, pues éstas estimulan la producción de vitamina D, la cual ayuda al organismo a utilizar el calcio y el fósforo, tan importantes para tener huesos sanos y fuertes.

Cuidándose del sol

Para muchos de nosotros, tomar el sol de forma intensa, incluidos los niños, y mostrar los signos del bronceado, es un símbolo de que pasamos un tiempo en la playa, divirtiéndonos. Sin embargo, cuando la piel enrojece o se broncea, lo que ocurre es que tu piel se está defendiendo del daño provocado por el sol. Y ese daño es acumulativo, es decir, que si bien ahora no veas ninguna consecuencia, con el tiempo podrían aparecer manchas, lunares y arrugas prematuras.

Por eso la OMS advierte sobre la necesidad de cambiar dicho hábito. Asimismo, sugiere una serie de medidas que podrían evitar problemas en el corto y largo plazo, al tiempo que seguimos disfrutando del aire libre y el sol.

Reducir la exposición al sol durante el medio día

– Una quemadura solar es una señal de que la piel ha recibido una sobredosis de radiación UV, por lo que es conveniente protegerla utilizando crema, sombrero y una camisa.

– Todo el tiempo hay que utilizar lentes de sol, sombrero de ala ancha y protector solar con factor de protección solar 15+.

– No creas que el protector es un salvoconducto para prolongar tu exposición al sol, sino su función es reducir el riesgo de que el sol perjudique tu salud.

– Aplica por lo menos protector solar cada dos o tres horas, en especial en brazos y rostro.

– Busca siempre un lugar con sombra, en especial a medio día, cuando los rayos UV del sol son más intensos.

– En los días nublados también puedes quemarte. Y es que los rayos UV atraviesan las nubes, así como los vidrios.

– Aunque no sientas el calor del sol, sus rayos pueden dañar tu piel. Así que igualmente, utiliza un protector solar.

– La intensidad de la radiación UV aumenta en las montañas cerca de 10% por cada 1000 metros de altura.

– A los niños menores de 12 meses es recomendable mantenerlos a la sombra y no exponerlos por largos periodos al sol.

– Si le pones una playera a tu hijo para protegerlo del sol, cuando salga del agua, cámbiasela, porque las telas húmedas permiten el paso de los rayos UV con mayor facilidad.

Los cuidados aquí descritos no aplican solo a los días en la playa, en la piscina o el campo. Los niños pueden quemarse durante un paseo al zoológico, en el recreo en la escuela, cuando te acompaña al supermercado o en la práctica de foot ball. Así que toca estar pendientes de ellos y aplicarles, cada vez que puedas, protector solar.

 


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