La gelatina es un alimento de fuente animal. Se obtiene mediante un proceso que consiste en llevar a punto de ebullición la piel, tendones y ligamentos de los cerdos, vacas o animales de pezuña, ya que son ricos en colágeno.
El resultado: una sustancia gomosa sin olor y con un considerable porcentaje de proteína (97%). Es muy bajo en grasas y posee un alto aporte calórico.
Luego, esta sustancia pasa por un proceso en donde se le adicionan conservantes, saborizantes y compuestos nutritivos artificiales como vitaminas y minerales.
Ahora hablemos del colágeno…
El colágeno es una proteína muy importante en la composición de nuestro cuerpo. Es el encargado de aportar elasticidad a los huesos, cartílagos (incluidos los que protegen las articulaciones), discos intervertebrales, ligamentos y tendones; también alimenta la piel, cuero cabelludo, encías, dentina, paredes de los vasos sanguíneos, córnea ocular y el tejido conectivo que protege los órganos vitales.
Es una proteína especial para la reconstrucción de tejidos, ya que interviene en su crecimiento y fortalecimiento.
La gelatina, es un producto natural que incluye 18 aminoácidos, de los cuales ocho son esenciales para incorporar con la alimentación. Su rica composición glicina y prolina, permite mejorar las estructuras de varios tejidos del organismo, fundamentalmente huesos, cartílagos, tendones y ligamentos. La glicina ayuda además, a crear masa muscular, convierte la glucosa en energía en lugar de grasa y recupera e hidrata el músculo después de un esfuerzo.
Suficientes razones para comprender que la gelatina definitivamente es un súper alimento que no puede faltar en tu dieta. Para obtener los beneficios de manera más natural, te recomendamos utilizar la presentación sin sabor y aplicar los sabores naturales con las frutas que se desees.
Si quieres implementarla en tus recetas revisa las gelatinas más comunes y su uso en la cocina.
