La conducta de los gatos

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Todos hemos oído hablar del carácter independiente de los gatos. Tienen fama de ser astutos, inescrutables y solitarios, y esto a menudo complica su educación. Para una mejor convivencia, es muy importante conocer el comportamiento que los caracteriza, lo que les gusta y lo que no.

Los felinos tienen uno de los cerebros más desarrollados del mundo de los mamíferos y aprenden de una manera distinta. Su comportamiento es un reflejo directo de cómo se sienten, por eso es muy común que tengan problemas de conducta ya que son animales temperamentales.

En las relaciones entre gatos no existe el concepto de orden. La única excepción es la relación entre madres e hijos. Existen, sin embargo, algunas pautas básicas que podemos enseñarles, ya que disponen de una buena capacidad de aprendizaje.

Convivencia, alimentación e higiene

El aseo general, la alimentación, el rascador y la utilización de la caja de arena son fundamentales. Nuestro gato tiene que aprender a respetar a las personas con las que convive. Para llamar la atención, suele maullar y gemir fuertemente cuando considera que su dueño lo ignora. Incluso puede morder para que le den comida, lo acaricien o lo rasquen.

A las cuatro o cinco semanas de vida, comienzan a comer y es en este momento cuando fijamos sus gustos alimenticios. La alimentación es relevante para mantener la higiene en una casa. Para que aprenda a utilizar correctamente el cajón de arena, es recomendable que lo dejemos en un lugar aislado y lo limpiemos correctamente. Las heces se deben eliminar diariamente y la arena debe cambiarse una o dos veces por semana. Es conveniente realizar actividades de aseo a una edad temprana; el cepillado y el corte de uñas son rutinas que el gato debe conocer durante sus primeras semanas de vida, periodo en el que se produce su socialización.

Problemas de conducta

Existen algunos desórdenes relacionados con la conducta de los gatos, que se reflejan en su comportamiento. Estos son algunos de los problemas asociados a su adaptación:

Desorden compulsivo-obsesivo (DCO)
Los gatos pueden sufrir este tipo de trastorno psíquico, siendo las hembras de la especie las más propensas a sufrirlo. Algunos de los síntomas de DCO pueden ser maullar en exceso, masticar ferozmente, o comer y chupar lana. Si observas este tipo de comportamiento en el animal, llévalo de inmediato al veterinario, pues algunas condiciones físicas como la hiperestesia felina (hipersensibilidad dolorosa) pueden llevar a los gatos a padecer de DCO.

Agresividad
La agresividad es parte de su naturaleza, por lo tanto, todos los gatos son agresivos en mayor o menor grado. Minimizar su agresividad sólo se logra con el entrenamiento adecuado. Evita tomar por sorpresa al gato, ya que esto puede desencadenar en una conducta agresiva.

Miedo y ansiedad
El gato es una de las mascotas que más sufre de estos desórdenes. Pueden desarrollar fobias a personas, objetos o situaciones específicas. Las más comunes se asocian con ruidos o sonidos: fuegos pirotécnicos, relámpagos y tormentas. Ante personas y objetos que temen, suelen esconderse y temblar. Es posible que adopten conductas agresivas contra la persona u objeto que causa su temor.

Deposiciones en cualquier lugar
No es tanto un desorden de la conducta, como falta de entrenamiento de la mascota por parte de su dueño. Acostúmbralo desde pequeño a hacerlo en una caja destinada para esto; no es difícil si tienes paciencia y le dedicas el tiempo necesario.


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