Así puedes manejar el agotamiento emocional

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¿Cómo puedes cuidarte cuando has llegado a tu límite emocional? Aquí unos sencillos pasos, que no te costarán más que la determinación de implementarlos.

Si sientes que estás al borde de un colapso ¡no estás solo! Un estudio realizado en 2019 por Gallup, el gigante de la consultoría laboral, descubrió que dos tercios de las personas que trabajan a tiempo completo sufrieron algún tipo de agotamiento. Este estudio también reveló que las personas agotadas tienen 2.6 veces más probabilidad de abandonar su trabajo por otro. Y si se quedan, generalmente tienen un 13% menos de desempeño y la mitad de probabilidades de desarrollar un plan exitoso para lograr los objetivos que se les piden.

Bajo las circunstancias que vivimos en el 2020, podrás imaginarte que esto se potencia. Hay agotamiento físico, laboral e incluso agotamiento social, pero el gran protagonista es el agotamiento emocional. Muchas cosas a nuestro alrededor nos drenan: el trabajo está a tope, los titulares inspiran miedo y pasamos más tiempo con nuestros teléfonos que con nuestros amigos.

Esta es una guía para ayudarte a manejar de la mejor manera el agotamiento emocional y darte una luz para evitar que te desgaste.

Lo primero: ¿qué es el agotamiento emocional?

Es un estado psicológico causado por el estrés acumulado en cualquier área de tu vida personal. Este ocurre cuando te enfrentas a un nivel de tensión tan alto que tu cuerpo literalmente se apaga y simplemente no puede soportar más desafíos.

Todos lidiamos con algo de estrés y emociones negativas, pero el agotamiento ocurre cuando hemos excedido nuestra capacidad de estrés emocional. Nos sentimos sobre estimulados, desgastados y agotados emocionalmente. Nuestros recursos emocionales van escaseándose al enfrentar situaciones particularmente desafiantes, por lo que nuestra sensación de bienestar disminuye.

Cualquier persona puede experimentar agotamiento emocional, pero es especialmente común en personas que enfrentan estrés en su relación de pareja, han perdido un ser querido, tienen trabajos emocionalmente exigentes (como cuidadores, enfermeras, médicos, etc.) o experimentan un cambio drástico en la vida. También es común en la actualidad cuando somos bombardeados con titulares e información negativa, poco confiable o tenemos exceso de ella.

Estas son 5 señales de que podrías estar experimentando un agotamiento emocional

1. Sientes síntomas físicos
El agotamiento emocional significa que tu cuerpo está en modo alerta o de supervivencia, lo que puede desencadenar en síntomas físicos. Tu cuerpo reacciona al estrés crónico, al igual que tu mente. Los dolores de cabeza, problemas digestivos (como dolor de estómago o estreñimiento), palpitaciones o fluctuaciones de peso pueden ser algunos signos que te envía el cuerpo. Además, podrías tener cambios en los hábitos de alimentación (puede que comas más o mucho menos) y experimentes alteraciones en los patrones de sueño, como estar cansado todo el tiempo o se te dificulte dormir.

2. Notas emociones irracionales en ti
Puedes sentirte demasiado cansado, irritable y menos productivo. Si sientes estrés, ansiedad, enojo o negatividad por poco o nada, es una clara señal de estar emocionalmente agotado.

Una sensación de pesimismo y desesperanza sobre el futuro puede indicar que has llegado al límite y necesitas preocuparte por ti mismo antes de poder ayudar a los demás.

3. Tienes muy poca motivación
Todos tenemos días en los que lo único que queremos es quedarnos en casa, acostarnos en el sofá y no hacer nada más, pero si ese día se convierte en todos los días, es probable que estés sufriendo más que una baja de energía ocasional. Así que alerta si te sientes menos entusiasmado con las actividades que normalmente disfrutas –manejar la bici, hablar con tus amigos o practicar un pasatiempo-. Auto examina tus emociones e identifica las que no son normales en ti.

4. Adoptaste un nuevo hábito o incrementaste uno ya existente para “manejar” el estrés
Cuando estamos en un estado constante de estrés, el cuerpo anhela comodidad, por lo que recurre a ciertos excesos y es por eso que, por ejemplo, algunas personas beben o comen más de lo normal cuando están bajo estrés intenso.

Si bien estos mecanismos de afrontamiento no son sanos y pueden convertirse en un problema, los hábitos «normales» también pueden ser mecanismos de afrontamiento disfrazados. Por ejemplo, tomar una copa de vino para desestresarte o una tercera taza de café solo para sentirte motivado.

¡Ahora hablemos de las maneras de sanar!

Reconoce que estás sufriendo porque ¡está bien no sentirse bien!
Una de las mejores técnicas para reducir el estrés es cuidarse, y uno de los primeros pasos para lograrlo es reconocer realmente cómo te sientes física y mentalmente. Esto significará que serás más amable contigo cuando seas menos productivo o rompas las rutinas y hábitos saludables que normalmente mantienes, porque esto es respuesta física al agotamiento.

Tómate un descanso
Una vez que reconoces que no te sientes bien, podrás identificar las razones y luego limitar la fuente.

Por ejemplo, tómate un día libre del trabajo, mira un programa que te haga reír en lugar de las noticias, o apaga el teléfono para que no te bombardeen constantemente los mensajes y los correos. También puedes evitar por un tiempo el contacto con personas que te drenan.  

Aunque no tengas ganas ¡Muévete!
El agotamiento emocional te grita que te quedes acostado viendo serie tras serie, pero si bien el descanso es crucial, también asegúrate hacer alguna actividad física que disfrutes: correr, bailar, caminar, yoga, etc. El ejercicio es una forma natural de medicina que puede ayudar a sanar la mente y el cuerpo, ya que cuando aumentas tu ritmo cardíaco, el cuerpo libera endorfinas y serotonina, lo que significa que su cerebro liberará más hormonas felices y lo ayudará a controlar el estrés.

Piensa más en tus necesidades
Actividades como apoyar, educar y cuidar de los demás, son trabajos emocionales, y no siempre se valoran como un «trabajo real», por lo que puede ser fácil sobrecargarse sin recibir lo suficiente a cambio. Esto es especialmente común en las mujeres, y los efectos del agotamiento podrían intensificarse durante los momentos estresantes. Así que si no te sientes igualmente apoyada, escuchada o cuidada, expresa tus necesidades y se abierta sobre lo que sientes.

Pon límites de tiempo para lograr el equilibrio
Si tu día de trabajo no tiene un «horario de cierre» claro al que puedas adherirte, es probable que experimentes agotamiento en algún momento. El equilibrio trabajo-vida es importantísimo y debes trabajar por él.

Recuerda que esto no solo aplica para tu trabajo, sino también para otras áreas de tu vida. Intente tener todos los días un tiempo para socializar (una llamada a un amigo, conversar con tu pareja, etc.) y otro para estar a solas (como leer un libro o meditar).

Identifica cuando has llegado a un límite poco sano
Al igual que el trabajo, las amistades tóxicas pueden agotar emocionalmente. Así que distingue cuándo el agotamiento es causado por algo que se puede arreglar -como alejarte de personas demasiado competitivas-, y cuándo ha sobrepasado el límite -como un amigo que te genera más negatividad que positividad-.

¡Tú sí tienes el control y lo debes saber!
El agotamiento emocional a menudo proviene de sentir que no tienes control. Están sucediendo muchas cosas en el mundo sobre las que no lo tenemos, pero podemos encontrar soluciones a los factores estresantes que podemos controlar y perdonarnos por las cosas que no podemos llevar. En las tareas y situaciones diarias de nuestras vidas, nos convertimos en nuestros propios jefes, lo sepamos o no. Así que puedes decidir convertirte en un buen jefe. Esto significa que te tratarás con amabilidad y comprensión, y serás generoso con los elogios y gentil con las correcciones.

Por último, te recomendamos que si estos consejos no te son suficientes o te es muy difícil implementarlos, contactes con un profesional. No hay nada como hablar con alguien que te puede guiar y facilitar herramientas que te hagan sentir preparado para manejar situaciones que te retan.


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