Integralmente estamos constituidos por cuerpo-mente-espíritu. De la misma manera en que el ejercicio mantiene nuestro cuerpo con energía y fuerza, es necesario dejar espacios diarios para alimentar las partes más sutiles de nuestra personalidad.
Nos confrontamos con estímulos negativos que vienen del exterior. Para mantenernos firmes y centrados necesitamos una buena dosis de alimentos internos que nos permitan ejercitar el alma y las emociones positivas. Eso sí, sin caer en el positivismo tóxico, que de igual manera no es sano.
El autoconocimiento es una buena manera de comenzar. Examinar diariamente qué nos dice el cuerpo, cómo y ante qué reacciona. Fortalecer conscientemente la limpieza de nuestras emociones dañinas purificándolas con ideas creativas, reconociendo que el valor del ser humano está más allá de lo físico y se inclina más a lo espiritual.
Estas actitudes pueden favorecer tu crecimiento a nivel emocional y espiritual, así que ejercítalas y hazlas parte de tu día a día:
- Agradece cada día y cada experiencia como una manera de adquirir autoconocimiento.
- Vive el presente.
- La compasión y el perdón que sean tus herramientas.
- ¡Aprovecha las coincidencias!
- Reconoce los buenos momentos de la vida.
- Está consciente que cada día hay una nueva oportunidad: para ser feliz, para crear sueños, para fortalecer tus talentos y mejorar tus debilidades.
Si eres feliz, el mundo que te rodea cambiará contigo. Si lo tomas en serio, este puede ser el mayor reto de tu vida, pero el que mayores créditos te dará a largo plazo.
