Hay señales claras que puedes identificar para encontrar una solución antes de que se convierta en una situación estresante. Te enumeramos nueve de las principales:
- Tienes una tarjeta de crédito sobregirada y tu saldo sube cada mes: compara tu saldo con los meses anteriores. Cuidado con los gastos acumulados. Si tus gastos están subiendo, detente para analizar el porqué.
- Acreditas únicamente el pago mínimo en tu tarjeta: s peligroso no poder amortiguar tu saldo pagando al banco un 15% por prestarle dinero cada mes. Pagar lo que debes te podría tomar años. Procura pagar más del mínimo; si no puedes, consulta con un asesor.
- Discutes con tu pareja sobre dinero: el dinero es un tema emocional. Puede desencadenar una lucha de poder si tu visión y la de tu pareja con respecto a las finanzas son distintas. Acuerden un presupuesto y manténgase firmes en lo que decidan.
- No tienes ahorros: los expertos dicen que debieras tener ahorrado el equivalente a la mitad de tus ingresos anuales para prever la pérdida de tu trabajo o una enfermedad. Cada mes procura guardar un 10%.
- No pagas todas tus cuentas: si estás teniendo que decidir cuál de tus cuentas vas a pagar cada mes, recorta lo que sea un lujo innecesario. No tienes por qué pagar la membresía gold del gimnasio o puedes suspender un servicio de streaming durante un tiempo.
- No sabes cuánto debes: por supuesto, sabes cuánto ganas. Así deberías tener control de cuánto debes y ordenar tus pagos. Tómate un tiempo para revisar tus cuentas para saber lo que tienes y lo que debes. Haz un plan de pago y síguelo.
- No compartes información sobre cuánto gastas con tu pareja: si no te sientes cómoda compartiendo esta información, seguro temes el resultado de lo que está por venir. Esas noches sin dormir no te ayudarán; comparte tu problema.
- Tienes una colección de tarjetas de crédito: solo hay una razón para tener más de dos tarjetas de crédito – las que tienes no son suficientes. No tengas más de tres, cierra correctamente las cuentas que tengas de más.
- Tus tarjetas de crédito están casi al límite: las tarjetas de crédito debieran ser una conveniencia nada más, no un pago de intereses caros por un préstamo. No uses más del 30% de tu línea de crédito.