¿Peleamos o avanzamos?

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Cuando se inicia la relación matrimonial, es importantísimo tener claras algunas ideas que te permitirán recorrer serenamente el camino. ¿Qué significa eso? Que dificultades habrá con frecuencia, pero no es tan cierto que siempre se darán peleas. Los expertos opinan que estas aparecen cuando la pareja no se comunica asertivamente.

Lo que sí habrá frecuentemente será diferencia de opiniones, de gustos, etc., porque quienes se unen en matrimonio son dos personas únicas y criadas en ambientes y con costumbres distintas; y, por si fuera poco, su sexualidad (feminidad y masculinidad), las hace aún más diferentes.

El hombre y la mujer piensan, sienten, razonan y analizan distinto, con lo que la brecha crece significativamente. Si ambos no son conscientes de esto, pueden caer en la injusticia de juzgar al otro desde su perspectiva. Las peleas se dan ordinariamente por la falta de capacidad de ponerse de acuerdo en las diferencias. En ocasiones el orgullo, la forma de decir las cosas, la falta de consideración con tu cónyuge, no facilita conciliar y promueve la cólera, la frustración, el egoísmo y la revancha.

Cuando te comunicas con tu esposo debería pararse el tiempo. Es decir, deja de hacer cualquier cosa que tengas entre manos y pon tu mejor y mayor esfuerzo para escuchar y comprender certeramente lo que tu cónyuge está diciéndote. Pero eso no es suficiente. Además, debes tener la claridad, que cuando decidiste casarte, prometiste amarle todos los días de tu vida, y ese compromiso involucra hacerle feliz.

Otro punto crucial es crear una relación matrimonial, porque esta no se da espontáneamente. Al inicio del matrimonio estás entusiasmada y eso te permite ver la vida de forma optimista, pero conforme los años van pasando y vas descubriendo más y más diferencias con tu esposo (que quizá no viste al inicio); el optimismo puede desaparecer. Por eso es importante crear una relación fuerte y sana desde el principio; esforzándote por conocer más a tu cónyuge y buscar las maneras de hacerle feliz.

Con estas disposiciones será más fácil encontrar la forma de crecer día a día en tu relación matrimonial y que las peleas o desacuerdos vayan disminuyendo.

¿Cuál es la buena noticia? Sí, hay una buena noticia en este esfuerzo que haces y es que, en la medida en que te esfuerzas por hacerle feliz; más crecen como matrimonio. Cada desavenencia resuelta, es un punto a favor en la solidez de tu relación.

Algunas ideas efectivas (si las pones en práctica), son las siguientes:

Cuando algo no te parezca o creas que debes hablarlo con tu esposo, escoge el momento y lugar oportuno, respira profundo y espera la ocasión para hacerlo. No digas todo lo que sientes en primera instancia, piensa primero. Analiza interiormente qué es lo que realmente te molesta o inquieta. Habla con tu cónyuge hasta que estés totalmente segura.

Cuando ambos estén en la disposición de hablar serenamente, planteen la importancia de analizar la forma en que se comunican con frecuencia.

Crea una relación de amor, pues ello les permitirá hablar de los temas difíciles con mayor serenidad. Dedica los primeros minutos del día a atender a tu esposo, saludarle, sonreírle, preguntarle cómo amaneció y despídete con tiempo. Él es lo más importante en tu familia. Además es un gran ejemplo y enseñanza de amor para tus hijos.

Dile que le amas, eso da seguridad como persona.

Hagan cosas juntos, solo los dos.


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