Te has preguntado qué distingue a las personas alegres de las demás o qué tiene esa amiga que transmite alegría.
Con la alegría, abres tu corazón a los demás para compartir tus experiencias y te conectas para unir lazos, logras salir de ti y trascender. Brindas serenidad y disfrutas del amor verdadero. Te conviertes en una luz que ilumina y brilla aun cuando se te presentan dificultades, transmites armonía y contagias entusiasmo a tu alrededor, te conviertes en un imán que expande amor; las personas te buscan y desean estar contigo porque inyectas esperanza y ánimo para encontrar sentido a la vida y vives cada momento con intensidad como si fuera el último día de tu existencia.
¿Para qué sirve la alegría?
Esta emoción alienta la creatividad, permite atraer personas, abrir puertas, disolver resentimientos, perdonar y minimizar las contrariedades.
Cultiva la alegría diariamente ya que cura y cicatriza las heridas, mejora y favorece las relaciones y sobre todo permite ver el lado positivo que todas las personas tienen.
¿Cómo puedes practicarla?
- Piensa: Soy hija de Dios ¿por qué estar triste?
- Trabaja las emociones negativas, cultiva las positivas así como el agradecimiento.
- Aprende a reírte de ti misma.
- Todas las noches, haz un recuento de 10 cosas positivas que te sucedieron. Poco a poco tu cerebro se centrará en lo positivo y minimizará lo negativo.
¿Qué te impide estar alegre?
Cuando pierdes la esperanza, cuando no quieres ver hacia delante, cuando se bajan los ánimos y se pierde la batalla, se abre la puerta a la tristeza, al miedo, al desánimo y al mal humor.
Cuando te encierras en ti mismo y tus pensamientos y acciones solo giran alrededor de ti, te vuelves un yo-yo, te aíslas y te alejas de tus amigos y familia.
Recuerda
- Enfócate en la realidad que te toca vivir y decide cómo vivirla.
- Brinda sonrisas, cuando se mueve la risa se mueve el amor.
- La alegría es el sabor de la vida.
Como dice George Duhamel: “Si quieres alegría y dulzura, llévalas contigo”. Todo depende de ti.
