Vitamina d y la depresión

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Por Licda. Natalia Aldana

Cuando estás tomando el sol, no solo estás mejorando tu bronceado, también estás activando los niveles de vitamina D de tu cuerpo. Esta vitamina es producida como respuesta a la exposición de los rayos del sol en tu piel y tiene funciones muy importantes, una de las más significativas, es que regula la absorción de calcio y fósforo en tu organismo y además fortalece tu sistema inmune.

Adecuados niveles de vitamina D garantizan huesos y dientes fuertes y resistencia a enfermedades, pero algo que mucha gente no sabe es que ésta vitamina puede influir en tu estado de ánimo. Estudios recientes demuestran que existe una fuerte relación entre la depresión y la deficiencia de Vitamina D y se ha encontrado que entre mayor es la deficiencia de esta vitamina, mayores son los índices de depresión; así mismo, científicos han encontrado que al suplementar vitamina D a personas que sufren problemas de depresión se presenta una mejora en sus síntomas.

La deficiencia de vitamina D se ha convertido en una epidemia mundial y uno de los factores que influye de manera significativa es nuestro estilo de vida, porque pasamos más tiempo en el carro o la oficina y menos tiempo afuera; de igual manera, la concientización sobre la importancia del uso de protector solar se ha incrementado notablemente. Esto no quiere decir que no debas usar protector solar todas las mañanas, pero nuestro estilo de vida y el SPF 80 son factores que limitan nuestra absorción de rayos UV.

Sin una suplementación de vitamina D diaria, es muy poco probable que recibas suficiente de ésta vitamina al día, ya que existen pocos alimentos que la aporten de manera natural por lo que la mayoría están fortificados con ella. Algunos de los alimentos que la contienen naturalmente son el salmón, las sardinas, la yema de huevo y el camarón. El cereal, la leche, el yogurt y el jugo de naranja son algunas de sus fuentes fortificadas. Aunque muchos de los estudios que relacionan la depresión con la deficiencia de vitamina D siguen en desarrollo, está claro que el estar afuera recibiendo un poco de sol siempre será una actividad relajante que revitalizará tu día y que una suplementación diaria es necesaria para evitar su deficiencia.

La dosis diaria recomendada:
Niños y adolecentes: 600 IU
Adultos hasta los 70 años: 600 IU
Adultos mayores de 70 años: 800 IU
Mujeres embarazadas o en lactancia: 600 IU


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