Cómo secar hierbas

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Secar hierbas es una excelente opción para tener estos sabores siempre a mano y por más tiempo.

Las hierbas aromáticas tienen infinidad de usos en la cocina, puedes macerar aceites, hacer infusiones, sazonar y hasta hacer tés. Si ya las usas frescas, pero a veces te quedas con unas cuantas o se marchitan pronto ¡no las tires! Mejor aprende a secarlas para alargar su tiempo de vida.

Es muy sencillo, todo dependerá de elegir correctamente el proceso para cada tipo de hierba y de vigilarlas constantemente. Con un proceso de secado bien hecho obtendrás hierbas con mucho aroma y sabor, además conservarán todas sus esencias y sustancias antioxidantes hasta por un año. Estos son los pasos:

¿Puedes secar todas la hierbas?

¡Todas las que quieras! Solo debes saber que cada hierba tiene diferente contenido de agua, niveles de aceites esenciales y tendencia al moho, y esto hace que sequen diferente. Algunas, como la albahaca, la salvia, el cilantro y el romero son sencillas de secar, ya que tienen hojas más grandes y sólidas y no requieren mucho mantenimiento antes del proceso. Por otro lado, el estragón, el tomillo y el eneldo necesitan más cuidado para eliminar las hojas más pequeñas de sus tallos.

Otro punto importante es que debes asegurarte de etiquetarlas, ya que tienden a verse igual cuando ya están secas. También ten en cuenta que la versión seca tiende a tener un sabor y olor más potente que hace que se sienta ligeramente diferente al de los sabores frescos.

Los métodos

La forma más tradicional de secar es tomar un ramo, colgarlo al revés en un lugar oscuro y seco, y dejar que la naturaleza haga el trabajo. Este método puede funcionar maravillosamente, pero no es la única opción. Aquí hay otras cuatro grandes (y prácticas) maneras para hacerlo.

Secado al aire

Este método es muy antiguo, fue la forma en que la mayoría de los boticarios secaron las hierbas en sus tiempos, y hay dos maneras de hacerlo:

Cuelga un manojo (aproximadamente una pulgada de diámetro) de hierbas enteras al revés y déjalas al aire. No bajo el sol, sino en la sombra. Una vez que toda la humedad ha desaparecido solo tienes que desmenuzar las hojas secas en un recipiente y consérvalas. Ponles un hulito para mantenerlas juntas.

La otra forma de hacerlo consiste en arrancar las hojas de los tallos y colocarlas a secar en una bandeja. Ponla en un área limpia sin mucho polvo, idealmente oscura. Aunque también puedes colocar la bandeja sobre la refri.

En ambos casos es necesario que remuevas las hierbas constantemente para lograr que se sequen uniformemente. El proceso durará de 10 a 15 días dependiendo de la cantidad de hierbas a secar, la temperatura del ambiente y el grosor de la hoja o tallo.

Para saber si están listas, toma una hoja en la palma de tu mano y aplástala, ¿se rompe fácilmente? Si es así, es el momento de guardarlas.

Secado en horno de microondas

¡Es bastante fácil de hacer! Separa las hojas de los tallos y lava las partes que quieras guardar. Una vez que las hierbas ya no estén húmedas, ponlas en el microondas entre dos toallas de papel durante un minuto. Comprueba su textura y si es necesario, colócalas de nuevo en intervalos de 30 segundos hasta que estén listas.

En deshidratador

¡Un deshidratador es una gran manera de secar hierbas! Escoge hojas limpias y sin daños y ponlas en una sola capa en cada bandeja. Pon el deshidratador en la posición más baja durante unas 2 a 4 horas. Al retirarlas de las bandejas haz que caigan sobre un paño limpio o un tazón para que los trozos rotos puedan guardarse también.

Secado en el horno convencional

¿No tienes un deshidratador? No hay problema, puedes usar el horno normal. Usa una tela de queso para poner las hojas, eso evitará que se peguen a la bandeja. Las alfombras de silicón también funcionan muy bien. Calienta el horno en la posición más baja y «hornea» durante unos 30 minutos. Sabrás que están secas cuando las hojas se desmoronen fácilmente.

¿Cómo se almacenan?

Puedes usar frascos de vidrio o un recipiente hermético. Cuando las guardes, decide si quieres guardar las hojas enteras o desmenuzadas. Para algunas hierbas, como la albahaca o la menta, lo más fácil es aplastar las hojas. La ventaja de mantener las hojas enteras es que obtienes un poco más de fragancia al aplastarlas en el momento de usarlas.

Cuando son almacenadas de forma adecuada pueden durar hasta nueve meses, pero sirven mejor en los primeros tres a cinco meses después de que las hayas secado. Procura tenerlas en un lugar seco, alejadas de olores fuertes y etiquetarlas.

¿Cómo se usan?

La única diferencia con las hierbas frescas es la cantidad a usar, ya que su sabor es más intenso, necesitarías el triple de cantidad de hierbas frescas para dar a la receta el mismo matiz que con las secas.

En algunas situaciones las hierbas frescas saben mejor, aunque también va de gustos, pero en las comidas que se cocinan, ya sea guisadas, horneadas o fritas, las secas dan un resultado espectacular.

Por último debes saber que la planta debe de conservar un porcentaje de humedad mínimo de 10%, cuando el secado es exitoso, las hierbas conservan su color verde y crujen al tocarlas; las hojas amarillas son indicio de un proceso mal ejecutado y de que la planta ha perdido sus propiedades.

Ahora estás listo para conservar por mucho tiempo esos aromas y sabores que tanto te gustan.


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