Cuando queremos preparar algo fácil, rápido y económico ¡pensamos en pasta! Pero a pesar de que cocinarla es muy sencillo, si no tienes en cuenta ciertas reglas básicas, no quedará como la habías imaginado. Así que cuando cocines pasta toma nota de estos consejos tradicionales —y secretos— de la cocina italiana para que puedas tener un resultado perfecto y dejar a todos pidiendo un poco más.
Agua para cocinar la pasta
Tenemos mucho que hablar sobre el agua.
Que sea abundante
Para comenzar, debes tener en cuenta que, independiente de que vayas a cocinar pasta corta o larga, esta debe ir en una olla con bastante agua para evitar que se pegue entre sí y puedas obtener una pasta bien hidratada. La medida debe ser 1 litro de agua por cada 100 gramos de pasta.
Agua salada
Un dicho común de los chefs es que cuando cocines pasta el agua de la cocción debe «saber a mar». Aunque el agua debe estar muy salada, no te preocupes, la pasta no absorberá toda la sal como para resaltar y dar sabor a cada spaghetti. Salar el agua solamente es una manera de garantizar que obtendrás un plato con mucho sabor. La medida ideal de sal es aproximadamente 1 cucharada por cada 2 litros de agua.
Oro líquido
Reserva al menos una taza del agua de la cocción antes de escurrir la pasta ¡siempre! Este líquido almidonado y sazonado es la clave para una salsa sedosa y deliciosa.
Aceite o mantequilla
¡Cuando cocines pasta nunca los agregues! Este es uno de los errores más frecuentes. El aceite o la mantequilla harán que la pasta se vuelva escurridiza y será un problema a la hora de mezclarle la salsa, porque será muy difícil que se adhiera a esta. Para evitar que se pegue, es mejor calcular bien al agua.
Es momento de añadir la pasta al agua
El orden correcto: de primero debes poner el agua y luego la sal. Déjala hervir. Es justo ahí cuando debes adicionar la pasta. El secreto está en mantener siempre la temperatura de cocción, es decir, siempre el agua hirviendo.
Estará lista en este punto
¡Cuando esté al dente! O sea cuando la pasta ya esté cocida pero la parte del centro no, lo que hace que a pesar de estar blanda, aún mantenga su forma. Si la dejas cocinar demasiado, corres el riesgo de que se despedace.
¿Enjuagar o no enjuagar?
Otro error que solemos cometer es sacar la pasta del agua caliente, ponerla en un colador y luego bañarla en agua fría. En lugar de lo anterior es mejor apagar la olla y agregar un vaso de agua muy fría al agua hirviendo, dejas la pasta ahí unos segundos, y luego la escurres en un colador, sin ponerle agua fría.
La manera correcta de incorporar las salsas
Para este punto de la cocción de la pasta, la salsa ya debería estar lista, sea casera o ya preparada, esta debe estar caliente en una sartén donde puedas incorporar la pasta. Transfiérela escurrida a la salsa caliente y mezcla con un poco del agua de la cocción reservada. Esto es fundamental. Este líquido con almidón espesa o emulsiona la salsa, ayudándola a adherirse a la pasta.
Si la salsa no está lista, podría suceder que la pasta se pase de cocción si la dejas dentro del agua caliente o que se enfríe en el colador, lo que generaría un cambio en el resultado de su consistencia.
No todas las salsas se deben poner calientes, por ejemplo el pesto, debes usarlo a una temperatura media que combine bien con la calidez de la pasta recién hecha.
¿Qué salsa usar?
- Salsas con base de aceite: se usan especialmente para acompañar la pasta larga
- Salsas a base de crema: suelen ser para la pasta corta.
- Salsas de tomate: cualquiera que sea, pueden acompañar ambos tipos de pasta.
Tip: lee nuestra guía A cada pasta ¡su salsa!
El parmesano
Para adicionar el queso debes hacerlo de la siguiente manera: ralla el queso grueso si va con pasta corta, y fino, si va con pasta larga.
A los platos con salsas cuya base sea el aceite, y los que llevan mariscos o pescado, no debes ponerles queso parmesano porque se altera el sabor.
