Hay muchas variedades de chiles y todos tienen diferentes texturas, colores, tamaños y niveles de calor, pero hay un punto en común entre todos, y es que al cocinar con chile debes saber utilizarlos para no echar a perder tus recetas y aprovecharlos al máximo.
¿Quieres darle un toque de diversión y sabor a tus platillos? Sigue estos consejos y usa los chiles como todo un experto. Toma nota.
Elígelos frescos
¿Cómo saber si lo están? Escoge los más brillantes y que no tengan la superficie blanda o arrugada. Para guardarlos debes ponerlos en refrigeración dentro de una bolsa plástica. No los guardes por más de 10 días.
Todos pican diferente
Este es un tip que debes recordar para no llevarte sorpresas cuando compres chiles: cuanto más pequeño es el chile, más picante será.
¿Vas a usar chile en polvo?
Te recomendamos que al comprarlo leas muy bien la etiqueta de la información del producto, ya que muchos de los que encontrarás en el súper incluyen otros ingredientes como orégano, comino o sal, que podrían alterar el sabor de tu receta.
Hojuelas de chile y su edad
Para utilizarlas correctamente debes saber que su edad influye muchísimo en su sabor. Las semillas de chiles viejos, tienen un sabor más suave; mientras que las de los chiles jóvenes serán muy fuertes.
Si te pasas de chile
¡No todo está perdido! Porque ingredientes como los frutos secos y los lácteos (leche, yogurt, leche de coco, entre otros), son una buena opción para balancear nuevamente el platillo que estás preparando.
También pueden ayudarte a equilibrar el picante de un plato las verduras con cierto dulzor; por ejemplo la zanahoria o la papa. Ahora bien, si estás preparando una vinagreta para una ensalada y te pasaste de picante; el limón es el ingrediente ideal para reducir la amenaza del chile en exceso.
Por último, te recomendamos que después de cocinar con chile, evites tocar cualquier zona sensible de tu cuerpo, en especial los ojos y la piel de tu rostro, ya que podría irritarte muchísimo. Usa guantes para manipularlos y lava todos los utensilios con agua caliente para evitar que se contaminen otros alimentos.