El chan es conocido también como chía. Todos sabemos que es saludable, ya que lo hemos escuchado y leído por todos lados. Pero, ¿sabes por qué es tan bueno? Por si tu abuelita nunca te dio a probar limonada con chan, vale mencionar que estas semillas han existido por muchos años y son nativas de Centro y Sudamérica. Los Mayas y los Aztecas las consumían antes de hacer deporte o afrontar una guerra, por la energía que les daba, incluso la palabra en sí, significa “fortaleza”.
Pero, ¿realmente qué es y de dónde viene?
La planta es parte de la familia de la menta y sus hojas se pueden utilizar para hacer té, pero es más buscada por sus semillas, ya que tienen un gran perfil nutricional: 1 onza contiene 11 g de fibra, 4 g de proteína, 18% del valor diario recomendado de calcio, 30% de magnesio y 27% de fósforo. También se dice que ayuda a prevenir el cáncer por su alto contenido de antioxidantes.
¿Cómo puedes consumirlo?
Lo bueno de las semillas de chan es que son muy versátiles porque desarrollan una capa gelatinosa cuando se sumergen en líquidos, ya que absorben agua rápidamente (¡hasta 10 veces su peso en líquido!). Esto las hace excelentes para sustituir el huevo, para espesar, hacer jaleas, etc.
- Prepáralas así para espesar: coloca ¼ de taza de semillas en 1 taza de líquido, revuelve bien y cubre. Deja reposar durante 15-20 minutos hasta que la textura cambie a una gelatina blanda. Almacena en la refri hasta por una semana. Agrégala a batidos y sopas para aumentar su valor nutritivo y crear una consistencia más espesa.
- Prepáralas así para sustituir 1 huevo: mezcla 1 cucharada de semillas de chía enteras o 2 cucharaditas de semillas de chía molidas con 3 cucharadas de agua. Deja reposar durante al menos 5 minutos o hasta que la mezcla se espese a la consistencia de un huevo revuelto crudo.
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