Cómo sembrar bulbos

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Los bulbos son órganos subterráneos de almacenamiento de nutrientes. Las plantas que posee este tipo de estructuras se denominan plantas bulbosas y se clasifican en dos tipos: ‘tunicados’, en los que sus bases están rodeadas por capas superpuestas —como la cebolla— y ‘escamosos’, en los que dichas bases están imbricadas (como las tejas de un tejado) y son más carnosas. Ambas clases producen bulbillos que sirven para reproducir las plantas una vez que han alcanzado el tamaño suficiente.

Hay muchas clases de bulbos que puedes plantar en tu jardín: tulipanes, jacintos, crocus, narcisos, ranúnculos, anémonas y dalias.

El tiempo es vital

Hay bulbos que florecerán antes de que llegue la primavera como las anémonas. Las que florecen a media estación, como los tulipanes y los narcisos, continuarán llenando de color tu jardín. Otras como el iris holandés, en tonos de azules y morados, florecerán al finalizar la primavera. Toma esto en cuenta para que siempre esté floreado.

Plántalos así

Planta los bulbos en grupos y evita hacerlo en líneas rectas. Busca darle movimiento al paisaje sembrando en curvas indefinidas. Es una buena idea intercalar especies que florezcan al mismo tiempo, para intercalar los colores.

Para crear un impacto debes sembrar hasta cincuenta juntos para una vez llegue abril, tengas un paisaje lleno de color.

Al sembrar plantas bulbosas en un arriate es importante pensar en diferentes alturas, para darle profundidad. Para bulbos que siembres a la orilla, piensa en iris enano o pensamientos crocus y begonia. De altura mediana están los narcisos y jacintos, estos crecen de 12 a 24 pulgadas de alto. Y para las plantas más altas piensa en fritilaria y cana de las indias.

El proceso

Abre un agujero de por lo menos 25 centímetros de profundidad. Mezcla con suficiente compost para asegurar un buen drenaje. Procura que la superficie quede pareja. Agrega un poco de abono al fondo, haz agujeros de 2 pulgadas de profundidad, coloca los bulbos al fondo firmemente con la punta hacia arriba, para que las raíces se formen, dejando al menos 2” de separación. Cubre con tierra, cuidadosamente apelmaza la superficie y riega. Cubre con hojas secas y rotula.

Después, riégalos una sola vez hasta que broten, pero si la zona en la que vives es cálida, se recomienda mantener siempre la tierra ligeramente húmeda, aunque sin encharcarla.


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