Tipos de suelo: uso y ventajas

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Las plantas requieren de cierto suelo para que puedan desarrollarse de la mejor forma. Y aunque la mayoría de ellas prefieren los suelos que drenan bien y tienen mucha materia orgánica, hay otras especies que precisan de sustratos más difíciles. Es por eso que al conocer los tipos de suelo, te aseguras que sea el adecuado según la necesidad que tengan tus plantas.

En general, el suelo contiene como principales componentes las partículas de roca pulverizada, la materia orgánica y el agua. No obstante, hay otra serie de compuestos más específicos que hacen posible su clasificación.

Dependiendo de la zona en la que te encuentres, la composición del suelo puede variar. En este sentido, para clasificar cada tipo es necesario analizar la cantidad de materia orgánica, agua o partículas de roca.

¿Cómo identificar el tipo de suelo de tu jardín?

Las condiciones para observar la estructura del suelo se suele hacer con humedad. Selecciona una muestra del medio que quieras y humedécela (sin empapar). A partir de aquí, según los resultados que obtengas, la muestra estará formada por un componente u otro, o una mezcla de varios.

  • Aprieta y suelta la muestra, y si mantiene la forma después de apretarla es que lleva arcilla. Cuanto más moldeable y suave sea la muestra mayor contenido en arcilla.
  • Aprieta y suelta la muestra. Si se quedan restos sobre tu palma de la mano e incluso mancha es que existe  una granulometría comprendida entre la arcilla y la arena, y puede ser un tipo de suelo limoso (suelo intermedio)
  • Si la muestra se desmenuza totalmente y cae entre los dedos el suelo alberga sobre todo contenido en arena.

La prueba del frasco

Otra manera de identificar el tipo de suelo es esta prueba en la que utilizarás un frasco. Introduce la muestra de suelo y añade agua hasta superar la mitad del frasco.

La relación de cantidad agua-suelo no es tan influyente y una medida puede ser 2 partes de agua por 1 de suelo. Tapa el recipiente, agita con fuerza y deja reposar la mezcla hasta que puedas ver los componentes de esta, separados.

Luego podrás realizar el siguiente análisis:

  • El material orgánico flota. Observa la cantidad y compáralo con otras partes de tu jardín. Si apenas hay materiales flotando es que tu suelo es deficiente en materia orgánica y deberás añadir compost.
  • Las partículas de arena se podrán observar en el fondo del recipiente. Un contenido elevado declara un tipo de suelo arenoso.
  • Las partículas más pequeñas (arcillas) se mantienen en la parte de arriba, justo debajo de la materia orgánica flotante. Un gran contenido de estas declara un suelo arcilloso o limoso.

Tipos de suelo

Arcilloso

Este suelo retiene bien el agua y los nutrientes, pero como drena mal, se encharca. Durante el verano tiende a agrietarse y formar costras duras en la superficie. Es un suelo compacto, es decir difícil de excavar en temporadas de calor.

Lo importante en este suelo es que mejores su drenaje rastrillando primero la superficie para desmenuzar la tierra lo más que puedas. Luego, pon una capa gruesa de abono orgánico y perlita, greda volcánica o arlita. Y por último pasa un rastrillo para mezclar el suelo arcilloso con estos elementos.

Plantas ideales: aquellas que amen las condiciones húmedas y fértiles: el iris pseudocorus, el astilbe, el aster, el abedul, la hosta, la clemátide, la hortensia, el arce japonés, el cornejo, la peonía, la mahonia, la rosa, la rudbeckia, el viburnum y la persicaria.

Arenoso

Es uno de los más comunes, posee partículas más grandes que el arcilloso y drena más fácilmente, por lo que tiende a ser seco, lo que hace que sea necesario regarlo con frecuencia. Pero al realizar dicha acción los nutrientes se tienden a dispersar. Para evitarlo es recomendable añadirle más materia orgánica y aplicarle agua con mucha regularidad.

Los suelos arenosos son fáciles de excavar y se calientan rápido en primavera, lo que hace que las semillas germinen y crezcan rápidamente.

Como este suelo es seco — y con frecuencia suele ser de pH ácido— es ideal para sembrar hortalizas de cosecha temprana.

Plantas ideales: en inverno, puedes cultivar plantas de lavanda y rosas de roca. Otras selecciones incluyen bulbos de primavera, dianthus, delphinium, geranio, laurel, hierbas ornamentales, geranio, fucsia, sedum, tomillo, buddleja, amelanchier, achillea, verbena bonariensis, kniphofia, echinacea purpirea y agapanthus.

Limoso

Este posee partículas más pequeñas que la arena y más grandes que la arcilla. Los espacios entre las partículas permiten un mejor flujo de aire y drenaje, mientras retienen un poco de agua y nutrientes.

Aunque se adapta a una gran variedad de plantas, incluyendo las que prefieren la humedad y el drenaje libre, las pequeñas partículas que posee pueden hacer que el suelo se compacte, sobre todo si caminas sobre él mientras está mojado, así que evítalo si puedes. El viento y la lluvia lo pueden arrastrar, por lo que se aconseja agregar un poco de materia orgánica para que las partículas sean más estables.

Plantas ideales: abedul, lupino, rosa, cornejo, rudbeckia, viburnum, hellebore, sauce y delfinio.

Turboso

Se componen por materia orgánica, son de color oscuro, retienen el agua como una esponja y son bajos en nutrientes. Es un suelo ácido, por lo que es ideal para las azaleas, las camelias y los rododendros, pero no será apropiado para aquellas plantas que prefieren los suelos alcalinos.

Plantas ideales: azalea, hortensias azules, hamamelis, camelia, pieris y brezos.

Calcáreos

Si vez grumos de piedra blanca, entonces el suelo contiene tiza. Los suelos calcáreos drenan libremente y son infértiles. Aunque, si en su contenido hay un poco de arcilla, puede que retengan el agua y contengan más nutrientes.

Pocos vegetales pueden crecer en suelos calcáreos, por lo que es probable que si lo que quieres cultivar es un huerto, este suelo no es el indicado.

Plantas ideales: clemátide, buddleja, lila, geranios, salvia, lavanda, anémiina, artemisa, viola y tomillo.

¿Cómo mejorar las condiciones de los tipos de suelo para jardín?

Agrega compost

El compost se encarga de liberar nutrientes al suelo con lentitud. A través de esa constante liberación la tierra se mantiene nutrida y va mejorando. Además, uno de los principales beneficios es que permite emplear una gran variedad de desperdicios orgánicos reciclados para su preparación. Eso se traduce en una reducción de gastos.

Utiliza plantas cobertoras

Estas se encargan de proveer alimentos y dar sombra. Eso hace que cubran, protejan y alimenten el área para futuras cosechas.

El primer paso es identificar el terreno que esté deteriorado y sembrar estas plantas para que la fertilidad aumente. Las raíces de ellas abren canales por los que logra penetrar el agua y el oxígeno hacia la superficie.

Una recomendación es sembrar plantas de diferentes familias para potenciar la efectividad del proceso. Aparte, puedes dividir tu espacio en dos, de forma que destines una zona para la producción y otra para trabajar con el aumento de la fertilidad.


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