Desapego, el secreto de la felicidad

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“Dejar ir” se dice tan fácil, pero soltar, deshacernos de las cosas o los sentimientos, desprenderse, no siempre es tan sencillo como quisiéramos; somos seres de memorias y recuerdos y estamos acostumbrados a aferrarnos a aquello que en algún momento nos hizo sentir bien.

Como todos los seres vivos, tú puedes vincularte y relacionarte en diferentes formas y niveles con los demás y puedes elegir lo que quieres sembrar y lo que deseas cosechar en cada relación. Puedes escoger apego o amor, aunque suelen confundirse. Sin embargo se diferencian por lo que cosechas. El amor cosecha respeto, alegría, libertad, paz y compasión; mientras que el apego cosecha dependencia, ansiedad, temor, adicción y sobretodo sufrimiento.

¿Cómo surge el apego?

Suele producirse porque alimentas la creencia en tu mente de que no podrás ser feliz sin esa cosa, persona o situación. Surge de la creencia de que hay una carencia en ti que solo se podrá llenar con algo externo. Esto ocasiona un frecuente circuito de preocupación, atadura e incluso un patrón obsesivo- compulsivo de conflicto y culpabilidad que te hace perder el balance y la independencia en tu vida.

Generalmente te apegas a aquello que te causa placer o gratificación y en el anhelo de repetir la experiencia emocional una y otra vez, el apego crece y suele convertirse en adicción. Aunque también puede haber adicción a lo que provoca sufrimiento, más aún si tienes un beneficio secundario al victimizarte. A medida que se afianza la idea de que “aquello” afuera de ti es la causa de tu felicidad se acrecienta el miedo a perder la fuente de esa gratificación o seguridad.

Sin embargo, pregúntate: ¿es verdad que puedes poseer algo para siempre?, ¿es verdad que necesitas de un objeto, persona o situación para experimentar un estado de felicidad? Para ser feliz necesitas vivir en paz aceptando que las pérdidas son parte de la escuela de la vida. Puedes elegir vivir las pérdidas y los cambios con miedo o con amor y esta decisión sembrará en tu vida felicidad o sufrimiento.

Escoge la felicidad

La felicidad verdadera reside dentro de ti. Es un estado interior que experimentas cuando aprendes a contactar ese espacio de paz profunda en donde se asienta la libertad que da luz a tu corazón y tu mente. Entonces redescubres la lucidez, la brillantez y la frescura de tu mente libre y la inmensa capacidad de tu corazón para amar tu vida y amarlo todo, a pesar incluso, de la imperfección.

La felicidad es un resultado más que un objetivo y es un estado interno que se sostiene porque hay apertura para aceptar los cambios, porque hay aceptación y madurez para cerrar los círculos y despedirse cuando es la hora. También hay flexibilidad para recibir lo nuevo, esperando lo bueno. Y esto significa tener la humildad para renunciar a querer saberlo todo, controlarlo todo y poseerlo todo.

Deja ser a los recuerdos lo que son, memorias que algunas deben sanarse y otras deben guardarse como preciados tesoros que en el presente nos inspiren a ser mejores.

Dedica tiempo a respirar conscientemente y a estar presente en tu territorio personal con todas sus posibilidades y oportunidades del presente. Puedes elegir como una prioridad comprometerte con tu crecimiento y evolución personal y accionar en consecuencia, esto te hará incrementar la confianza en ti mismo. Asume la responsabilidad de crear tu propia vida y felicidad.

Alimenta y fortalece tu mente con pensamientos positivos y robustece tu corazón sanando las cargas emocionales del pasado y cultivando tu esencia espiritual. Reconéctate con tu ser interno y su poder, valora y agradece tu vida. Atiende tus necesidades dedicando tiempo para tu bienestar real. Y reconoce que tu capacidad amorosa puede crecer día con día y entonces tendrás recursos para transformar las relaciones de apego en relaciones de verdadero amor.

“El mundo está lleno de sufrimientos; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego”. Buda

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