Fotografía: El Mueble
El color es fundamental en la decoración. Es el que da es primera impresión de un espacio cuando ingresamos en él, y también modifica sus características y apreciación. Además logra influir sobre nuestro estado de ánimo y sobre la comodidad que podemos llegar a sentir en un ambiente. Todo esto hace que la elección del color de nuestra casa sea algo muy, muy importante.
Lo primero: define qué quieres transmitir
¿Quieres dormir tranquilamente? ¿Deseas un baño estimulante? ¿Relajarte en la sala? Tener en cuenta el fin y el estado de ánimo que quieres tener en un habitación es esencial para elegir el color de la pintura. Los colores fuertes y brillantes transmitirán energía y vitalidad, mientras que los tonos más suaves se deberían utilizar para buscar la calma y la serenidad.
¿Qué son los esquemas de colores?
La teoría del color tiene mucho que ver con esto. Los esquemas pueden distinguirse en 3 tipos fundamentales: monocromático, armónico y de contraste. El primero es simplemente utilizar diversos colores de una misma tonalidad, por ejemplo azules más suaves y más oscuros. El segundo hace referencia al uso de dos colores contiguos en el círculo cromático, por ejemplo azul y verde. El tercero es más complejo y trata de la combinación de dos colores opuestos en el círculo cromático, como por ejemplo azul y naranja.
Hay otras maneras de combinar los colores según esta teoría: las triadas, las tetradas, los complementarios divididos, los dobles complementarios, los complementarios aproximados, los complementarios mutuos, o los adyacentes. La mayoría difícilmente utilizados en decoración, o por lo menos al nivel de quienes solo buscamos darle un nuevo look a nuestros espacios.
Colores cálidos y fríos
Por otra parte también existen los colores cálidos y los fríos. Los primeros trasmiten una sensación de calidez y modifican el espacio de un modo diferente a los fríos. Entre ellos están los rojos, naranjas amarillos, fusias y todas sus tonalidades.
Los colores fríos son los que se encuentran del otro lado del círculo cromático: violetas azules y verdes, y son perfectos para espacios que necesitan tener una sensación de frescura y relax.
Colores neutros
Fuera de los colores puros, que son todos los anteriores, están los neutros, que son los más utilizados en las superficies y materiales en la decoración de interiores. Abarcan: el blanco, negro, toda la gama de grises y tonalidades agrisadas. También están entre ellos los colores naturales, como el beige, las tonalidades terrosas, marrones y crema. Son tonos que complementan muy bien con colores puros e intensos.
El blanco es sin duda el más utilizado, y el más indicado para combinar con otros colores, ya que destaca hasta la tonalidad más suave en ambientes luminosos o con poca iluminación, y también es el contraste perfecto para tonos puros y oscuros.
Errores a evitar
Aunque parezca complejo, saber utilizar los colores para decorar es bastante sencillo. Antes de escoger el color de la pintura para la pared que te acompañará durante mucho tiempo, quizá años, toma nota de los errores más comunes que se cometen al tomar esta importante decisión.
Pintar de un color oscuro una habitación muy iluminada
Aunque estas habitaciones pueden permitirse el uso de tonos oscuros, los más claros serán los que mejor van a reflejar la luz natural, y le darán al espacio mayor claridad y amplitud visual. Elige esos colores intensos en espacios menos luminosos y de reducidas dimensiones.
Poca luz, pintura blanca
Una habitación con pocas horas de sol directo resultará fría si la pintas de blanco, el color en apariencia más luminoso. En este caso, escoge por un tono más cálido, como un crudo o un crema.
No tomar en cuenta el mobiliario
Si los muebles tienen color o son de madera oscura, escoge colores suaves en las paredes, que no compitan con ellos. Si tienes muebles de colores neutros, de madera clara o blancos, opta por un tono más brillante en las paredes: dará mucha personalidad.
No hacer uso de las apps de pintura
Estas te permiten «pintar» las paredes y ver el resultado en tiempo real, visualizando los colores en tu teléfono o en la tablet, y cambiándolos hasta que encuentres el que más te gusta. Normalmente, estas herramientas son gratuitas y te permiten compartir capturas de los ambientes para pedir una segunda opinión.
Eso sí, tienen un pero, y es que los colores digitales no siempre se ajustan a la realidad. Así que busca el color elegido en una pantonera o en una guía de color de la tienda de pinturas.
No tomar en cuenta que el color del muestrario queda diferente en tu pared
Los colores parecerán más oscuros en la pared que en las muestras, así que elige un tono ligeramente más claro del que te gusta. Lo mejor es probarlos para que no queden dudas. Lo ideal es que pidas dos o tres muestras pequeñas de los tonos que te gusten y aplicarlas cerca de las ventanas y en las esquinas. Déjalas secar y obsérvalas en diferentes momentos del día para tomar la decisión.
Ambiente full color
¡Nunca! Ten en cuenta que en un ambiente no conviene incorporar más de tres colores. El 60% de uno de ellos tiene que ir en la pared. Una regla fácil de usar es la del 60-30-10, que quiere decir que escogerás un color dominante (60%), un color secundario (30%) y un color final (10%) o “acento” que puedes usar en los complementos o como pequeñas notas de color.
Pintar cada espacio de tu casa de un color
A no ser que domines magistralmente las combinaciones cromáticas, uno de los errores más grandes (y más comunes) al pintar es el abuso del color. No olvides que los colores también actúan sobre tus emociones. Un abuso de ellos puede ser perjudicial para el descanso. Por eso es bueno crear una continuidad en toda la casa aún cuando uses distintos colores. No debe parecer que cada habitación pertenece a una casa distinta, por lo que siempre debe haber elementos comunes entre ellas.
Con estos tips a mano solo queda decirte que te inspires, busca fotos y observa de qué manera se combinan los colores para tener una idea más concreta, para luego usarla de la manera conveniente y que más te guste.
