Cómo lavar el fregadero a la perfección

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El fregadero es el segundo lugar que más acumula gérmenes en la cocina —el primero es la esponja para lavar los platos junto a los paños para secarlos—. Para evitar que estos desagradables habitantes se acumulen, hay ciertas acciones que debes llevar a cabo regularmente y otras que debes evitar. Toma nota:

Agua y jabón para empezar

La primera acción es limpiar con agua y jabón los lados y el fondo del fregadero, ya que una superficie no se puede desinfectar si no está limpia. Después, puedes usar una toallita desinfectante, vinagre blanco o cloro diluido en agua.

Esto funciona para cualquier superficie en la cocina, pero si es una que tendrá contacto con alimentos evita el cloro. Si solamente tienes cloro, debes usar un tapón de cloro diluido en un galón de agua y luego enjuagar muy bien la superficie con agua limpia. Haz este procedimiento regularmente para evitar que se acumule la suciedad y luego sea más difícil limpiar.

Para una limpieza profunda

Para ir más allá, es conveniente que desinfectes también el drenaje. Vierte 1 cucharadita de cloro en 1 litro de agua y deja correr la mezcla por el desagüe. Es aconsejable hacerlo al menos una vez al mes.

Lava y desinfecta de inmediato

Si has trabajado con carnes crudas o has lavado verduras muy sucias, te recomendamos que limpies y desinfectes el fregadero inmediatamente después de terminar. Evitarás la contaminación cruzada.

¡Ojo con las esponjas!

Limpiar las esponjas con las que lavas los platos es uno de los puntos más importantes, ya que los gérmenes aman profundamente la humedad. Así que si huelen mal o las ves sucias ¡tíralas! porque toda esa limpieza del fregadero se desperdiciará si “limpias” tus platos con ese hogar de gérmenes.

Lo mejor es lavarlas cada cierto tiempo. Para hacerlo puedes seguir cualquiera de estos pasos: puedes meterla al microondas, al lavavajillas o limpiarla con cloro o vinagre.

Microondas: coloca la esponja dentro de un tazón lleno de agua y luego pon a funcionar el horno durante dos minutos. No olvides que algunas esponjas tienen trazas de metal, por lo que estas no podrías meterlas al micro.

Lavavajillas: solo debes colocar tu esponja en el compartimento de los cubiertos y aprovecha cualquier ciclo completo de lavado.

Cloro: también es una buena opción si no tienes ninguno de estos dos electrodomésticos. Sigue estos pasos: lava con agua y jabón, luego desagua e introduce la esponja en un recipiente con agua caliente y unos 20 mililitros de cloro. Humedécela y déjala remojando durante 10 minutos. Luego, desagua bien ¡estará lista para usarse!

Vinagre: solo necesitarás un poco de vinagre blanco y un recipiente. Enjuaga la esponja para remover todos los restos de comida, después introdúcela en un recipiente lleno de vinagre y deja reposar durante 10 minutos, se eliminarán las bacterias y malos olores. Finalmente enjuaga con abundante agua.

Tip: para evitar que la esponja se llene de bacterias procura enjuagarla después de cada uso con agua caliente. Para que se seque colócala en una rejilla y nunca la dejes en agua. Cámbiala cuando tengan olor, comience a desmoronarse o cada 15 días.

Una limpieza rápida por las mañanas

Este paso es súper recomendable porque no sabes qué bichitos han caminado por la noche en esa superficie, sobre todo en lugares de clima cálido. Puedes usar vinagre o cloro diluido, o simplemente lavar con agua caliente y jabón rápidamente.


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