Por Lucia Lorenzana
No olvidemos que la diversidad siempre es una fuente de conocimiento, se reflexiona acerca de cómo somos nosotros y cómo son los demás. Esto provoca que nos re-planteemos ideas y conceptos acerca de creencias, costumbres y la vida en general. Es una oportunidad para aprender de los demás. De cierta forma, abre puertas al mundo.
Pero, ¿cómo hacemos para que lo diferente sea fuente de conocimiento para nuestros hijos en lugar de fuente de conflicto y desavenencias? Toma en cuenta los siguientes aspectos:
Respeto
El respeto es la base de cualquier relación, no importa si esta relación es cercana/íntima o lejana, es la base para vivir en sociedad. El hecho que no se comprendan o no se compartan las costumbres y creencias de otras personas, no quiere decir que pueden ser desvalorizadas e irrespetadas.
Costumbres
Es necesario explicar a nuestros hijos que todas las costumbres tienen un origen y una historia importante para quienes creen en ellas, tienen una razón de ser. Puede ser que lo desconocido resulte extraño para nuestros hijos y para nosotros mismos. Hay que tomar en cuenta que son varios los factores que intervienen en el nacimiento y evolución de una costumbre. Como ejemplo podemos recordar que nuestra tradición de comer doce uvas en Nochevieja se hizo popular en 1909 como recurso para comercializar el excedente de producción de ese año.
Empatía
Enséñales la empatía, a colocarse en la situación del otro preguntándoles ¿Cómo te sentirías si fueras tú? ¿Cómo te gustarían que te trataran los demás si fueras tú quien es diferente? De esta manera lograrás que tu hijo comprenda mejor a las personas. Parte de este ejercicio supone investigar: aprender sobre el otro, sobre su cultura, religión, raza o de aquello que lo hace diferente a los demás. Conjuntamente con el respeto, empatía e información, surgirá la tolerancia. A pesar de que originalmente la tolerancia se refería y utilizaba para cuestiones religiosas y étnicas, los conceptos de diversidad y tolerancia también pueden aplicarse al género, a la discapacidad física e intelectual, entre otros.
Evaluar costumbres
Evaluar y analizar nuestras propias costumbres y creencias. En cuanto a las creencias, no solamente las que tienen que ver con religión, sino sobre otros temas de la vida: la educación, la vestimenta, tipos de familias, estilos de vida e incluso preferencias sexuales, entre otros. Cuando aprendemos y enseñamos las costumbres y creencias de nuestra cultura y sociedad, generalmente no las cuestionamos, las consideramos naturales o normales y cuando nos encontramos ante una situación diferente o bien opuesta, se tiende a criticar y juzgar porque pueden parecer ideas locas y disparatadas. Es muy válido hacernos la pregunta y planteárselas a nuestros hijos: ¿Qué pensarán las otras personas de nuestra cultura y creencias? Estos planteamientos hacen que los niños y jóvenes aprendan a cuestionar las cosas, a generar un criterio propio.
Intercambio
Permite el intercambio de ideas, alimentos, costumbres diferentes. Es enriquecedor y ayuda a eliminar prejuicios. Estarás educando niños más receptivos a lo nuevo, con un criterio fundamentado y bien guiado por ti.
Valores
Esta será su guía en la vida, les indicará cómo comportarse en diferentes situaciones. Permite que conozca cómo son los valores de otras sociedades y culturas, pueden encontrar situaciones que no se comparten pero también pueden encontrar puntos en común y aprender algo valioso de ello.
Recuerda que un niño aprende a ser respetuoso de lo que es diferente cuando: tú también lo eres, se informa y lee, aprende interactuando con los demás, en las excursiones y viajes a otros lugares y sobre todo compartiendo.
