Rivalidad entre hermanos

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Para entender un poco la rivalidad:

«La raíz de los celos entre hermanos descansa en el profundo deseo de cada niño de obtener el amor exclusivo de sus padres. Y, ¿por qué ese anhelo por ser el uno y el único? Porque de mamá y papá, esos seres maravillosos, emana todo cuanto un niño necesita para sobrevivir y progresar: comida, abrigo, calor, cuidados, la identidad propia, la autoestima y la individualidad especial de cada uno». Hermanos, no rivales de Adele Faber y Elaine Mazlish (Medici)

Cuando en una casa hay más de un niño, es normal que surjan algunos problemas. Los hermanos pequeños a veces tienen la impresión de que sus hermanos mayores pueden hacer todo lo que quieren. Y los hermanos mayores tienen la sensación de que el bebé de la casa es el centro de atención de la vida familiar.

Rivalidad significa competencia. La competencia es algo normal, pero un exceso puede hacer difícil la vida familiar. Dentro de la rivalidad fraterna incluimos desde las peleas caseras y el no querer compartir un juguete, hasta situaciones graves de antagonismo entre hermanos adultos. La competencia se da por mayor atención, tiempo, cariño, aprobación y recursos que los padres podamos darles, todo lo cual redunda en una crianza más feliz.

Es difícil que nosotros como padres impongamos una relación; sin embargo, podemos prepararles un camino para que ésta pueda darse. En la familia es donde aprendemos nuestra habilidad de relacionarnos. Nuestra tarea es nutrir los canales de comunicación efectivamente.

¿Cómo minimizar el problema?

Prepara al niño para el nuevo hermanito

Puedes adelantarte preparando la llegada del nuevo bebé. Es importante conversar con el hermanito mayor para que entienda que no es un sustituto, sino un compañerito de vida que le dará cariño y compañía. De esta forma el hijo mayor se sentirá seguro y apreciado. Además, explícale su rol para que entienda la responsabilidad que a él le corresponde durante el tiempo de adaptación. Pronto crecerá y podrán jugar juntos.

Dedícales tiempo por separado

Asegúrate de tener tiempo a solas con cada uno de tus hijos; esto les dará conciencia de su propio valor. Podrá compartirte «sus cosas» sin que nadie interfiera. Invítalo al cine, a comer un helado, o pídele que te acompañe al súper.

Los acuerdos

Una vez sean mayores, puedes programar reuniones de familia en las que puedas revisar las interrelaciones. Pueden aclararse problemas sobre tareas, horarios, tiempos compartidos y demás. Organiza una noche de reunión familiar en la que todos opinen abiertamente sobre sus preferencias y diferencias.

La clave

Debemos pensar muy bien qué decimos. Una vez estemos con uno de nuestros hijos, procuremos evitar hablar sobre los demás. Puede ser que con la buena intención de compartir y no olvidar a los hermanos, queramos incluirlos en nuestra conversación, pero no es aconsejable. No hagamos comparaciones entre ellos y recordemos que podemos tener más afinidad con un hijo que con otro y eso está bien. Sólo entendamos que esto no refleja el amor que sentimos por ellos y no nos sintamos culpables. Una vez las reglas estén claras, no habrá situaciones de manipulación que conlleven a problemas serios.


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