La iluminación de la cocina

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La iluminación forma parte de la decoración de la cocina y es un elemento esencial para hacer un ambiente más confortable. Lo mejor siempre es aprovechar al máximo la luz natural, pero hacer un buen uso de los recursos para iluminar con tiras led, focos, lámparas de techo, etc. juega un papel fundamental a la hora de dar vida a este espacio.

Estos consejos y pautas te darán una guía para aprovechar al máximo este recurso.

El primer paso: define los usos de la cocina

Piensa si solo cocinas, si comes en este espacio, si pasas tiempo conversando, si los niños están aquí mientras cocinas… Todas las actividades requieren diferentes tipos de iluminación, ya sea una cocina pequeña o grande, debe haber una luz general, pero también una puntual para cada actividad y sobre todo, evita dejar zonas oscuras.

Tipos de iluminación

General

Es básico contar con una luz uniforme y constante. Para esto una buena opción es distribuir focos empotrados o downlight por todo el techo. Al elegirlos, escoge que tengan una gran abertura focal, mínimo de 60º, ya que dan una mayor expansión de la luz. Se recomienda instalar uno por cada metro cuadrado. Si se trata de zonas amplias, sitúalos en líneas paralelas, siempre alejadas de las paredes para aprovecharlos al máximo.

Los downlights proporcionan un ángulo de luz muy abierto. Los halógenos son más cerrados.

Otra opción interesante para la cocina es la iluminación regulable, ya que te permite jugar con la intensidad y tonalidad dependiendo el momento del día. 

Puntual

Esta es la iluminación necesaria para las zonas de manipulación de alimentos. ¿La mejor opción? Colocar luces bajo los módulos altos: tiras led con protectores específicos. También puedes instalar focos orientables en la pared si no hay muebles altos.

Ambiental

Ilumina con tiras led instaladas en la parte inferior de los gabinetes, en los estantes de un mueble abierto o en el interior de una vitrina, por ejemplo. También puedes instalar focos sobre algún mueble o en la zona superior en la despensa.

Siempre que sea posible, usa la iluminación ambiental. Ya sea para pequeños elementos decorativos que quieras destacar, para algún rincón especial, o simplemente para cuando vayas a la cocina rápidamente y no necesites tener una iluminación fuerte y directa.

Otra idea es usar las fosas perimetrales, esos pequeños zócalos de techo, también denominados candilejas. Estas ofrecen una luz tamizada muy suave, ideal para iluminar de forma indirecta y dar calidez al ambiente. «Siempre que sea posible, nos gusta usar la iluminación ambiental. Ya sea para pequeños elementos decorativos que queramos destacar, o para algún rincón especial, o simplemente para disfrutar de un tentempié rápido en la cocina sin necesidad de iluminarla por completo con iluminaciones más fuertes y directas», concluyen los expertos consultados.

¿Luz fría o calida?

Desde un punto de vista técnico, la recomendación es escoger para el área de trabajo de la cocina una luz fría, ya que facilita la comodidad a la hora de trabajar. Además, permitirá obtener la representación más fiel del color de cada uno de los alimentos con los que trabajes.

Usa la luz más fría en los espacios de preparación de alimentos y la cálida para las zonas de disfrute de estos.

Hay un elemento del que muchas personas se olvidan: la iluminación interior en los muebles, tanto para los muebles bajos, como desayunadores o despensas. Una iluminación en el interior de estos muebles no solo estilizará el espacio, sino que maximizará su funcionalidad en el día a día de la cocina. Puedes incorporar tiras que se encienden al detectar —a través de un sensor— que la puerta se abre.


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