La vajilla es un elemento imprescindible en la mesa tanto a diario como en ocasiones especiales.
Aunque hay diversidad de materiales, los que más se utilizan son la porcelana y la loza. Una vajilla básica debe cumplir con varias características: calidad, diseño sencillo, debe ser ligera y con un formato regular. Por lo menos, tiene que incluir tres tipos de platos: hondo, plano y para el postre. Hay vajillas más completas con piezas adicionales: platos y tazas para consomé, café y té; platos para pan, soperas, teteras, azucareras y platos para servir. La mejor opción es la línea clásica ya que siempre está vigente y es más fácil de combinar.
Podemos combinar piezas de distintas vajillas y darle personalidad a la mesa. Si estás pensando en comprar platos que complementen tu vajilla puedes hacerlo con dos o incluso tres diseños distintos.
Combinan muy bien flores con rayas o diseños más formales con colores sólidos que tengan algún detalle dorado o plateado. Toma en cuenta que sean de materiales similares. Los cubiertos y la cristalería deben tener relación. Si tu vajilla es fina, tus cubiertos y copas también deben serlo.
Cuando pongas la mesa
- Encima queda lo que primero se utiliza. Este plato puede ser colorido, esto le dará personalidad a la ocasión. Un plato floral es recomendable para un desayuno o almuerzo con amigas. Uno mas sobrio u oriental es el indicado para una cena. El primer plato se elige en función del menú.
- Los platos hondos nunca se colocan directamente sobre el mantel ni sobre el baja plato, siempre utiliza un plato debajo.
- No se colocan dos platos iguales juntos. No pongas dos platos hondos o dos de comer ni encima ni al lado del otro.
- El plato para pan se coloca del lado izquierdo superior arriba del tenedor.
- Los baja platos son cada vez más utilizados como un elemento decorativo y base de la vajilla tradicional.
- Al servir el postre, piensa en recipientes diferentes para servir como copas, pizarras o platos soperos, siempre dentro de la misma línea de diseño.
