Cebollas

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Las cebollas son uno de los ingredientes imprescindibles en la cocina, su uso es muy común y está muy extendido. Con ella consigues condimentar cualquier plato, pero tiene muchas otras posibilidades de consumo, ya que puede incluirse en un gran número de platos.

Estos son algunos de los usos de la cebolla en sus diferentes versiones:

  • Cebolla cruda: perfecta para incluir en ensaladas o entremeses fríos.
  • Cebolla frita: puede ser un buen acompañante de ensaladas, carnes, hamburguesas y pescados.
  • Cebolla cocida: úsala para estofados, en salsas y en sofritos de carne, pescado o mariscos.
  • Cebolla encurtida: es ideal para un aperitivo.

Tipos y variedades

La cebolla ofrece diversidad de sabores gracias a la variedad de especies que puedes encontrar:

  •  Cebolla blanca: es la de uso más común. Es de aspecto más grande que el resto y su piel es más fina. Es de textura crujiente y sabor fuerte. Perfecta para freír e incluir en salteados.
  • Cebolla amarilla: este tipo de cebolla es muy versátil. Su gran presencia de azúcar la hace más dulce y por sus características es adecuada para freír y para asar. También es perfecta para hacer cebollas caramelizadas.
  • Cebolla morada: es la más suave de sabor, aunque tiene un toque picante que la hace la más indicada para consumir en crudo. Además aporta un agradable color a tus ensaladas, sándwiches, ceviche o pastas.
  • Cebollín: de aspecto alargado y delgado, su sabor es más suave y dulce que la cebolla común. Perfecto para comer en crudo, ya que es jugoso y crujiente. Puedes usar el tallo picado para potenciar el sabor de otros platos.
  • Chalota: de un sabor más delicado y suave, es muy utilizada para preparar platos en los que no queremos quitarle protagonismo a los ingredientes principales, como mariscos o recetas elaboradas a base de huevo. Es clásica en las recetas de cocina francesa.
  • Puerro: algunas personas la clasifican como una especie de cebolla, en realidad es una hortaliza que pertenece a la misma familia de esta. De sabor bastante fuerte, la mejor forma de prepararla es salteándola. Es perfecta para sopas y estofados.

Cómo conservarlas

Las cebollas son uno de los alimentos que más duran, pero son muy sensibles a la temperatura y a la humedad, es por eso que el lugar en donde las guardes debe ser fresco y con poca luz. La temperatura debe estar entre 5°C y 10ºC, si es más alta empiezan a brotar raíces y bulbos, y si es más baja se pudre. En cuanto a la humedad, los niveles deben estar entre el 60% y el 70% aproximadamente.

La ventilación también es clave, ya que si el aire circula alrededor de la cebolla, esta no se podrirá con facilidad.

Prueba a colgarlas en una red

Si guardas las cebollas en una red conseguirás que estén perfectamente aireadas. Si las compraste a granel o no tienes una red, puedes utilizar una media de nylon y colgarlas en un lugar que reúna las condiciones que te indicamos anteriormente.

También puedes ir haciendo nudos en la media, entre cebolla y cebolla, para que si una se arruina, no eche a perder las otras.

¿Puedes congelarlas?

Para congelar las cebollas estas deben estar frescas, sin manchas y sin moho, y lo más importante, si su uso final será cocinarlas en sofritos, cremas, sopas o similares, no para comerla cruda, ya que al congelarlas se modifica su textura quedando más blandas.

Debes congelarlas en crudo, no hace falta escaldarlas previamente como se hace con otros vegetales. Solamente retírales la piel y córtala en trozos, en plumas o en aros (mejor si es en las tres, así tienes disponible para diferentes usos). Es recomendable dejarlas secar un poco en un colador y finalmente presionarlas con papel absorbente. Guárdalas en bolsas con cierre, bien distribuidas para que queden planas y se congelen bien. Etiqueta la bolsa anotando la fecha y el tipo de corte, así luego no habrá confusiones.

No es necesario descongelarlas para utilizarlas, es mejor si se cocinan directamente. Sácalas del congelador un par de minutos antes de usarlas. Si vas a sofreírlas ten cuidado de no echarlas en aceite hirviendo o demasiado caliente para evitar que salpiquen.

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